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Gabriel Calzada

La brutalidad según Chirac

Se pregunta el presidente francés, Jacques Chirac, si “no se le podría calificar de brutal” al Pacto de Estabilidad y aboga por la urgente reforma del Banco Central Europeo para que éste no se limite a controlar la “inflación” sino que promueva el desarrollo económico.
 
Pues no, Jacques. Al Pacto no se le puede calificar de brutal. En primer lugar porque lo que establece es tan inofensivo y beneficioso para el común de los ciudadanos europeos como que los estados de la Unión no gasten más de lo que ingresan. En segundo lugar porque lo contrario, es decir, permitir que los países de la UE incurran en déficit públicos sí que produce brutales consecuencias para el ciudadano como una mayor escasez relativa del crédito privado, la pérdida de poder adquisitivo de los europeos o la debilidad de la moneda común frente a otras divisas.
 
Toda buena ama de casa sabe que si gasta más de lo que la familia ingresa, en el futuro los miembros de la familia tendrán que trabajar más o que gastar menos de lo que suelen hacer. En el caso del estado, éste se endeuda respaldado en su monopolio del poder coactivo que le permitirá elevar los impuestos a voluntad. Sin embargo, la subida de impuestos provocarán un empeoramiento económico que los inversores descontarán cuando el déficit hace acto de presencia.
 
Los recursos de una sociedad están dados en un momento determinado. Si el estado gasta más de lo que tiene, los agentes privados tendrán menos recursos a su disposición y tendrán que consumir e invertir menos. En este sentido la cuestión radica en decidir quién debe tomar las decisiones sobre qué fines tratar de satisfacer y qué recursos utilizar para lograrlo, ¿los individuos o el estado?
 

Además, si el Banco Central Europeo se dedicara a otra cosa distinta que a tratar de contener la escalada en los precios de los bienes de consumo que su propia actividad inflacionista genera –como propone el presidente francés- el crecimiento sano y equilibrado de la economía estaría en grave peligro. Por eso, lo brutal no es, como se pregunta retóricamente Chirac, el conjunto de condiciones de ortodoxa gestión financiera que el Pacto de Estabilidad propugna sino desnaturalizar el Pacto o ampliar las funciones del Banco Central Europeo.

Gabriel Calzada Álvarez es representante del CNE para España

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