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Saúl Pérez Lozano

¿Entregará Chávez el poder si pierde el revocatorio?

En pocos días se dilucidará el destino de Venezuela y los venezolanos. El daño es demasiado grande y los problemas que vienen arrastrándose desde el pasado reciente se han agudizado, con un ingrediente ya desaparecido y que Hugo Chávez se encargó de sembrar, la simiente del odio, del resentimiento. Todo indica que el camino, aún empedrado, se despeja y acorta, y la tendencia de revocar el mandato de Chávez parece blindarse, como lo revelan la conducta misma del régimen, las encuestas y la disminución del abstencionismo.
 
Para los que no conozcan o entiendan el drama político venezolano, resultará difícil asimilar que es el mismo gobierno el que crea inestabilidad y llamados a la violencia. Un Consejo Nacional Electoral en manos mayoritarias de afectos a Chávez lejos de dedicarse a allanar y facilitar la consulta popular, le crea obstáculos.
 
El propio vicepresidente de la república, José Vicente Rangel, llamó a sus seguidores a lanzarse a la calle en la víspera del referendo para aterrorizar a los electores opositores; hay grupos preparados para enfrentar con violencia lo que se espera será una avalancha humana decidida a sacar del poder, mediante el voto, a un gobierno dañino y corrupto. El gobierno se sabe derrotado y como fiera herida, a medida que se acerca lo que para ellos será fecha fatal, desespera y el miedo los vuelve irracionales. Indicio de que el peligro acecha y este gobierno, revolucionario como se autoproclama, no se detiene en la agresión y le importa poco enlutar a nuevas familias. Las acusaciones de siempre continúan: golpistas, fascistas, oligarcas, y no es de extrañar que afirmen que las armas y explosivos sustraídos fueron hechos por opositores. ¿Quién puede tragarse semejante barbaridad por parte del sector democrático que ya tiene el juego ganado? Ocurrirá, sin embargo, como en el conocido caso de los supuestos paramilitares colombianos, utilizados unos de ellos para que delaten a militares que adversan a Chávez.
 
No es ningún secreto la injerencia cubana en el proceso y la existencia de comandos fuertemente pertrechados con armas de guerra y tolerados por el régimen. Muchos han sido los muertos provocados por el gobierno en estos últimos cinco años y sólo uno de los asesinos cumple pena y eso porque fue capturado por opositores tras cometer el delito.
 
El gobierno de Chávez ha sido magnánimo con los sospechosos de asesinar a la población civil, con los que han torturado. Hay presos políticos víctimas de procesos judiciales amañados en los que participan por igual, jueces, fiscales y organismos de seguridad. Ni bajo la dictadura de Marcos Pérez Jiménez se habían violado tanto los derechos. Hay razones para que haya temor también en las filas del gobierno, e incluso el mismo Chávez tiene pendiente en La Haya una acusación por crímenes de lesa humanidad por la masacre del 11 de abril de 2002. Las arcas del Tesoro han sido saqueadas, los chanchullos han producido nuevos millonarios de pobres de solemnidad que eran hace menos de seis años; la industria petrolera, orgullo del país, está en terapia intensiva y el sector productivo privado virtualmente reducido a nada. El gobierno tiene muchas cuentas pendientes y tendrá que aclarar el petróleo que regala al dictador Fidel Castro.
 
El gobierno se sostiene apoyado en miles de millones de petrodólares que danzan por el mundo financiando movimientos indigenistas, al izquierdismo borbónico y comprando conciencias. Escribió el analista Joaquín Morales Sola en el diario La Nación, de Buenos Aires, a raíz de la visita de Chávez a Iguazú: ''Ningún país, y menos Argentina con su actual penuria, rechaza las ofertas de suculentos negocios que hace Hugo Chávez''. ¿Entregará Chávez el poder si pierde el referendo? Es poco probable, porque conocido es el apotegma de que la revolución no cede el poder; ¿lo aceptará pensando en un futuro político? Sería enfrentarse a las facciones ultraizquierdistas y fanáticas de su movimiento. El peligro está presente gracias a la complicidad del órgano electoral que lo favorece, pero que no ha podido someter la voluntad de la mayoría.
 
Después del 15 de agosto, Venezuela estará escribiendo, quizá con sangre misma, un nuevo capítulo de su historia. La libertad y la democracia lo valen.
 
© AIPE

Saúl Pérez Lozano es periodista venezolano, coordinador general editorial del Bloque DEARMAS.

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