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José Carlos Rodríguez

Los terceros partidos

Ralph Nader es un demagogo profesional, que ha centrado su atención en varias ramas del consumo, siempre en el aspecto más negativo y con absoluto desparpajo a la hora de hacer estadística creativa.

Como es lógico, la atención de los medios de comunicación se centra en los dos principales candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos, en sus crónicas de las vecinas elecciones de noviembre. El estadounidense es un sistema bipartidista, con escasas opciones para terceros partidos, que no obstante han tenido una influencia notable en las elecciones. Uno podría remontarse a Ross Perot, el multimillonario héroe tejano. Pero tenemos un ejemplo mucho más cercano en las últimas elecciones a la Presidencia y Ralph Nader. El veterano líder de los movimientos de defensa del consumidor, como se autodenominan con impropiedad, acaparó un significativo porcentaje de los votos, principalmente de la izquierda, que bien pudieron ser decisivos.
 
Muchos temen que Nader repita su éxito, para regocijo de George W. Bush y su partido. Es verdad que la situación no es igual. Esta es la primera elección tras el 11 de septiembre y lo que se juegan los estadounidenses es mucho más importante que las habituales tonterías de Nader; y el elector lo sabe. Además, la plataforma en la que se apoyó en las anteriores elecciones, el partido ecologista, le ha cerrado las puertas porque no quiere fisuras contra Bush, que se está convirtiendo en un unificador de la izquierda hasta niveles insospechados. Pero también es cierto que las encuestas están muy igualadas, incluso después de la Convención Demócrata y que los últimos votos, que como sabemos pueden dar o quitar nada menos que la Presidencia, se están volviendo especialmente caros. Y Nader tiene un elemento que le favorece. A diferencia de Kerry, que mostró una faz belicista en su discurso en Boston, Ralph Nader es radicalmente opuesto a la guerra y puede arrancar algo más que simpatías en el electorado, parte del cual preferiría votarle a hacerlo por un Kerry que tampoco se distingue esencialmente del propio Bush en este tema.
 
En España apenas se sabe quién es Ralph Nader. Es un demagogo profesional, que ha centrado su atención en varias ramas del consumo, siempre en el aspecto más negativo y con absoluto desparpajo a la hora de hacer estadística creativa. Sacó un libro en 1965 titulado Inseguro a cualquier velocidad, en el que alertaba sobre que los automóviles estadounidenses producían multitud de muertes y heridos porque eran inseguros. No dijo, sin embargo, que la tasa de mortalidad por milla recorrida era en ese año menos de la tercera parte que en los 20’, en una tendencia a la creciente seguridad que se ha ido manteniendo. junto con el mensaje catastrofista de Nader. Un hombre que piensa que "el consumidor ha de ser protegido en ocasiones de su propia indiscreción y vanidad", pero que pide el voto al mismo consumidor cuyo juicio desprecia. Nada de ello, no obstante, impedirá que un puñado importante de votos acuda a él antes que a John Kerry.
 
Los republicanos, por su parte, tampoco se pueden frotar las manos. El partido ha sido tradicionalmente aislacionista (término con el que se asociaba a Bush cuando ganó las elecciones) y una parte importante del voto republicano lo sigue siendo. Y es muy crítico con la actuación de W. en Irak, a lo que hay que sumar dos elementos más. Un Patriot Act que es un ataque –temporal, se dice- a ciertas libertades, y un aumento desbocado del gasto público, no solo militar, que hace temer a algunos sobre la sostenibilidad a largo plazo de sus recortes de impuestos. De toda esta corriente de opinión se podría beneficiar el Partido Libertario, que es muy crítico con Irak, no menos que con la Patriot Act y exige un estricto cumplimiento de la Constitución que limitaría hasta hacerlos irreconocibles los poderes Federales. El propio The Economist publicaba un artículo en este sentido hace un par de meses y es cierto que podría restar votos decisivos a los republicanos.
 
De modo que el comportamiento electoral de dos partidos minoritarios va a ser más importante en esta elección que en otras. Lo significativo es que los dos coinciden en un aspecto esencial: la crítica a la intervención de la Coalición Internacional en Irak. Una actuación que va más allá de este conflicto armado y que trata del modelo de persecución del terrorismo islámico.

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