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EDITORIAL

España, vendida a plazos

La resistencia a la hegemonía nacionalista se ha roto por el eslabón más débil, aquel que por diferenciarse del PP prefiere acercarse a la derecha clerical y racista.

Maragall parecía regresar feliz y contento de la pesca del atún, rojo, junto con Zapatero. La concesión que le había arrancado es la inclusión de la denominación "nacionalidad histórica" para Cataluña en la próxima reforma constitucional que, no lo olvidemos, debe contar con el apoyo del PP. Sin embargo, en cuanto ERC tosió un poco, enseguida reculó para asegurar que el término preferido por los nacionalistas, "comunidad nacional", era el que circulaba por el Consejo de Estado.
 
El problema es que Carod no piensa dejar de toser. Ya ha declarado que su apoyo dependerá de las cesiones que logre arrancar al gobierno. Zapatero se verá obligado, por tanto, a ir cediendo a los nacionalistas en cada votación que quiera sacar adelante. En los presupuestos tendrá que adoptar "medidas sociales, culturales y lingüísticas" que gusten a la extrema izquierda catalana para poder contar con el voto del compañero de mesa de ETA. El siguiente tendrá que ceder más, o Carod no lo apoyará. España, vendida a plazos. Normalmente, a esto se le conoce como chantaje. En la nueva terminología impuesta por el talante, en cambio, no es más que las justas reivindicaciones de la España plural.
 
Por si no resultara esto suficientemente preocupante, los socialistas se suman en el País Vasco a las tesis separatistas. No es de extrañar que Otegi se felicite por ello. La resistencia a la hegemonía nacionalista se ha roto por el eslabón más débil, aquel que por diferenciarse del PP prefiere acercarse a la derecha clerical y racista.
 
Aprovechando que en agosto la oposición está de vacaciones, el PSOE ha empezado a dar por sentado que el melón nacional se va a abrir en otoño. De nuevo, las necesidades del partido socialista se imponen sobre el bien de España. No podrá ya acusarlos Rajoy de no ser claros; Maragall y Buen han mostrado que la línea oficial dentro del PSOE es la desmembración de España. Más claro, agua. Sería de agradecer que el propio PP se aclarara y decidiera si las cesiones de Piqué al discurso único son oficiales o merecen la desautorización desde arriba.

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