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Rubén Loza Aguerrebere

De rodillas frente a los secuestradores

El gobierno le contestó nada menos que señalando que ella vivía en una zona rica de Buenos Aires, de privilegiados, como son los habitantes de San Isidro, y que recién descubrió la realidad cuando el dolor fue y le tocó a la puerta.

"Señor Presidente, tuve que ponerme de rodillas frente a los secuestradores de mi hijo. ¿Tendremos todas las madres que ponernos de rodillas ante usted para que haga algo"? Estas son algunas de las palabras de la carta enviada al Presidente Néstor Kirchner, a través de los medios de prensa argentinos, por la madre del jovencito Nicolás, quien fuera liberado tras veinte días de secuestro, y cuando la mayoría pensaba que había muerto, puesto que la situación no encuadraba dentro del modo operativo temporal de los secuestradores de Argentina. Pero la madre fue más lejos, aún, y dijo en su carta abierta al presidente, haciendo referencia a la idea de Kirchner de llevar adelante el Museo de la Memoria, señalando que el mandatario se dedica a la realización de monumentos para los desaparecidos durante la dictadura militar y no hace nada por las actuales víctimas del delito.
 
Por cierto, la carta de la madre de Nicolás no ha hecho otra cosa que, poniendo de manifiesto un reclamo plural de Buenos Aires, reiterar el pensamiento de las doscientas mil personas que concurrieron a la convocatoria de Juan Carlos Bloomberg (cuyo hijo fue secuestrado y luego asesinado por los captores) reclamando seguridad.
 
Si bien este tema de la violencia diaria (que va más allá de la generada por los piqueteros, cerrando vías de acceso, y que tiene otras causas y consecuencias), puesto que tiene que ver con la violencia de los delincuentes, ha costado un ministro a la administración de Kirchner, se hace evidente que la gente quiere que se avance un paso allá de la delgada la línea tibia y se enfrente con mayor dureza un tema que requiere respuestas contundentes de parte del gobierno nacional como del provincial de Buenos Aires.
 
El gobierno, por otra parte, le respondió a través del Jefe de Gabinete, Fernández, a la señora cuyo hijo estaba secuestrado. Pero le contestó nada menos que señalando que ella vivía en una zona rica de Buenos Aires, de privilegiados, como son los habitantes de San Isidro, y que recién descubrió la realidad cuando el dolor fue y le tocó a la puerta. Ello no ha hecho otra cosa que tensar más aún las situaciones.
 
Mientras se habla de concretar una fuerza especial de la Policía, del cerramiento total de puentes donde se negocian liberaciones, periodistas argentinos estiman que deben ser multiplicados por diez los casos de secuestro conocidos, ya que los familiares prefieren solucionarlos sin intervención de terceros, pagando y callando, de acuerdo, así, a las condiciones del tristemente impuesto "secuestro exprés".
 
Por lo pronto, la liberación del jovencito, tras veinte días de cautiverio, trajo alegría no sólo a su familia, pero duró poco, pues ha trascendido que han sido secuestradas tres nuevas personas... La noche permanece, inmóvil, sobre la ciudad.

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