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Agapito Maestre

Medieval, integrista y reaccionaria

si las leyes que pretende aprobar en esta legislatura él las considera modernas, laicas y progresistas, yo las considero medievales, integristas y reaccionarias

Quiero tomarme en serio el mitin de Zapatero en Menorca para no pasarme de irónico. Quiero dialogar con una "opinión" elemental de Zapatero por respeto a la institución de la Presidencia del Consejo de Ministros. Quiero elevar lo dicho en la arena electoral de Mahón a discurso para que no me confundan con posiciones de terceros. Escribo, pues, con voz propia para decirle a Zapatero que él, sobre todo él, no es más moderno, laico y progresista que este cronista. Más aún, si las leyes que pretende aprobar en esta legislatura él las considera modernas, laicas y progresistas, yo las considero medievales, integristas y reaccionarias (sic). Con el lenguaje del señor Zapatero, tan ajado, triste y, sobre todo, cursi, diría que las futuras leyes a las que se refiere el presidente de Gobierno podrían considerarse basadas en actitudes "carcas".
 
O acaso no es "carca", querido Presidente, pretender aprobar una ley Integral Contra la Violencia de Género, desconsiderando que pueda haber hombres maltratados en una pareja. Eso se llama sencillamente discriminación y desconsideración, o atropello, de un derecho fundamental: todos somos iguales ante la ley. En otro ámbito, dice usted que quiere una educación pública, laica y de calidad, y yo también; pero no creo que obstaculizar la puesta en práctica de la Ley de Calidad de la Enseñanza aprobada en la anterior legislatura sea el mejor camino para conseguirlo. Piense, señor, desde cuándo va mal la enseñanza pública, y si tiene inteligencia reconocerá que mucho de los males fueron creado por la LOGSE y, sobre todo, por la "enseñanza concertada". ¡Se acuerda! Esta figura jurídica apenas era conocida en España hasta que llegó Felipe González al poder, y quiso resolver parte de los problemas del socialismo con la Iglesia Católica a través de las subvenciones a los colegios religiosos... Ataje por ahí ese problema, y quizá entonces, señor Presidente, podamos hablar con rigor sobre qué cosa es la modernidad para una educación de calidad y excelencia en una democracia avanzada.
 
Y, en fin, usted no va a dejar ser "carca" por aprobar una ley que reconozca a los homosexuales a contraer matrimonio. Para empezar, y usted lo sabe igual que yo, el artículo 32 de nuestra Constitución lo deja muy claro: "El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica". Ahí tiene un derecho constitucional, seguramente el único, en el que se hace una diferenciación entre sexos. En corto y por derecho, quiere usted una ley que reconozca el matrimonio entre homosexuales, entonces cambie el mencionado artículo de la Constitución y, de paso, hable de la "carcundia" de la Carta Magna, que sin embargo, en su día, aprobaron su partido y la mayoría de los españoles.
 
Así las cosas, alguien que sepa lo que las palabras llevan adentro, podría fácilmente considerar que el mitin dominguero de Zapatero es medieval, integrista y reaccionario. Por hoy es suficiente sobre el asunto de los carcas y los modernos, pero otro día, señor Presidente, me extenderé sobre el "anticlericalismo como manifestación de íntima incultura", dicho con el lenguaje de un famoso agnóstico español tan moderno como progresista, para que se haga cargo de lo reaccionario que puede ser un lenguaje "pseudomoderno" para consumo interno de la parroquia propia o militancia.

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