Menú
GEES

La muerte de la estrategia nacional

Tal vez porque para construir y promover una política nacional primero haya que creer en la nación y en ese punto, el tándem Maragal-Zapatero arrojan más que dudas sobre sus creencias últimas.

"La nación que no tiene estrategia se ve obligada a seguir la de otros". La máxima se atribuye equivocadamente a Napoleón, aunque con toda probabilidad es tan anterior a su persona como inmutable es la verdad que encierra. España, recluida sobre sí misma durante décadas, si no siglos, nunca ha tenido una estrategia que pusiera en relación sus ambiciones internacionales con los medios apropiados para realizarlas. Sólo a finales de los 90, cuando una economía abierta y decididamente internacionalizada trajeron nuevos horizontes geo-empresariales, España pareció gozar de una política exterior articulada y cuyo fin no era sino colocar a nuestro país entre los grandes y poder estar presentes y activos en las decisiones más importantes sobre el nuevo escenario estratégico. Hay que reconocer –por mucho que ahora el gobierno Zapatero y el PSOE intenten ocultarlo con malas artes- que la visión de España como un país entre los grandes se debe en toda su medida a la propia visión de José María Aznar. Lo cual quiere decir que fue, en buena parte, producto del empeño de una persona excepcional. Hoy, desde luego, el PP da la impresión de ser un partido débil y preocupado por los flecos de una sucesión que se ha debido hacer en el peor de los escenarios posibles, perdiendo las elecciones generales. Tal vez se deba a la resaca, pero debería salir del estupor –o lo que sea- y comenzar a dar pruebas de coherencia y, sobre todo, de defender la visión de una España como la de Aznar, bien contraria a la de Zapatero.
 
El actual gobierno socialista, a su vez, está dando todo tipo de pruebas de carecer de visión, ambición y política internacional para España. Tal vez porque para construir y promover una política nacional primero haya que creer en la nación y en ese punto, el tándem Maragal-Zapatero arrojan más que dudas sobre sus creencias últimas. El escándalo de la cuota femenina del ejecutivo posando para la revista Vogue lo es no tanto porque sean ellas las engalanadas o por frívolas (mucho peor hubiera sido un posado para una gacetilla de chismorreos), sino porque pone cruelmente de relieve la esencia del actual gobierno socialista: un gobierno de pose. Pose en sus decisiones, pose en sus acciones, pose cara a nuestros aliados, pose cara al electorado de izquierdas y pose cara a los votantes a humillar de la derecha, doblemente castigados por añadirse un PP que sólo cree en un centro que se la ha esfumado sin saber por qué.
 
La resultante es catastrófica y deja un panorama más que sombrío para nuestra nación. En el plano interno, de creciente debilidad e "inexorable empobrecimiento" a medida que el vicepresidente económico suelta carrete, encaja la política de déficit y cede ante sus ávidos compañeros de gobierno, siempre bien dispuestos a gastar en lo que les de más rédito político; en el plano externo, porque nos han convertido en un barco sin rumbo alguno: se ha molestado a nuestros principales aliados, EE.UU. y Reino Unido, se ha querido volver a un mantel donde no nos dejan sentarnos ni franceses ni alemanes y se ha asumido como culpabilidad propia los males que aquejan a una monarquía corrupta como es la marroquí. Y todo sin saber por qué o para qué.
 
El oportunismo de Zapatero se disipa en el plano internacional simplemente porque no aspira a nada. O mejor, aspira a la nada. Zapatero quería sacar a España de la foto de las Azores y ha conseguido, es verdad, sacarnos de todo el carrete. El problema es que las empresas como Telefónica, Repsol y tantas otras se ven obligadas a moverse en el tablero global. La frase de la responsable de exteriores del PSOE de que la diplomacia no está para ayudar a las empresas no puede presagiar nada bueno para ellas. Pero lo peor de todo es que al país parece importarle muy poco la deriva nacional. Aznar ha triunfado: España va bien, aunque se esté hundiendo aceleradamente gracias a su sucesor.
 
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

En España

    0
    comentarios