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Jorge Vilches

Recuento de Naciones

Ya se ha aceptado que la Historia comienza en 1931 para poder distinguir solamente a Cataluña, País Vasco y Galicia como "históricas".

Renan está anticuado. La nación no se define por una lengua, cultura, religión, historia y proyecto comunes, sino por la existencia de nacionalistas. La aparición de una Chunta o un grupo andalucista convierte a una región en nacionalidad. Luego este grupúsculo se ocupa de encontrar las raíces históricas separadas, argumentar el carácter identitario y reivindicar su reconocimiento universal. A la legitimidad por el victimismo.
 
El Estado de las Autonomías disgustó a nacionalistas vascos y catalanes ya en la Transición, pues creyeron ver en la generalización del autogobierno un desprecio a su identidad como nación. Se enfrentaron a los Gobiernos de Felipe González, que no dudaron en impulsar el autonomismo en toda España, aquella vieja tabla de quesos del centrista Clavero Arévalo. El cambio de partido en el gobierno no modificó la relación. Aznar dio por cerrado el proceso autonómico dentro del marco constitucional.
 
La estrategia del "hecho diferencial" adoptada por los nacionalistas fracasó, y encontró una seria oposición no sólo en el PP sino en el socialismo españolista. El desprecio al resto de los españoles y a su identidad no se había mostrado útil para sus planes soberanistas. Era lógico, entonces, emprender un nuevo camino. De esta manera se han aferrado al dogma de la España plurinacional.
 
La existencia de múltiples naciones en el Estado adelgaza a la nación española y, por ende, a la soberanía nacional. Sustituido el sujeto de la soberanía, y multiplicado en rango de igualdad, el autogobierno no puede tener más límite que el tiempo. A cada generación, su fórmula constitucional. Así, los nacionalistas vascos y catalanes no dudan en otorgar carácter de naturaleza e importancia a sus homólogos en otras regiones. Y por esto ERC propone a los companys de les nacionalitats andalusa, d’Euskadi i Aragó la elaboración conjunta de un proyecto propio de reforma constitucional.
 
La Esquerra quiere que Cataluña aparezca como "comunidad nacional" en la Carta Magna, a lo que se sumarán los nacionalistas de otras regiones. Pero no están solos. Ya en la comisión constitucional de 1978, Peces Barba habló de un Estado formado por comunidades nacionales y regionales. No obstante, el plan nacionalista, ese al que parece encaminarse el Gobierno de Zapatero, se asemeja más a la propuesta que hizo Bandrés en aquella comisión. Sostuvo entonces que la Constitución debía fundamentarse en la "plurinacionalidad del Estado español, la solidaridad entre los pueblos, el derecho a la autonomía de las regiones y naciones que lo integran, y el derecho a la autodeterminación de estas últimas".
 
Rajoy abusa de la ironía cuando afirma que no sabe qué es una "comunidad nacional". ¿Quién no lo sabe? Ya se ha aceptado que la Historia comienza en 1931 para poder distinguir solamente a Cataluña, País Vasco y Galicia como "históricas". Ya no preocupa qué es una "nacionalidad" o una "nación", sino cuántas son las que componen España. Porque en la reforma constitucional habrá que definir un sujeto de soberanía, un orden institucional y una tabla de derechos fundada, presuntamente, en la igualdad y la libertad. Sería interesante que el Gobierno de Zapatero y sus aliados nacionalistas lo aclarasen, que hicieran el recuento. Por curiosidad.

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