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¿Dónde está Zapatero?

La propuesta de Zapatero es la política del avestruz y eso, en la era de un terrorismo de masas cada vez más barato, es simplemente suicida.

Nuestro flamante ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, insiste en que las relaciones bilaterales España-Estados Unidos son normales entre aliados y van de maravilla. Él sabe que no es cierto. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero ha sido el único gobernante europeo que se ha atrevido a decir públicamente que prefiere y espera que Kerry gane las presidenciales del 2 de noviembre, en contraste con el más prudente silencio de sus llamados socios, más bien líderes, europeos, Chirac y Schröder. Así y todo, la manifestación de sus preferencias políticas parece haberle dado pocos resultados.
 
En la convención del Partido Demócrata, en Boston el pasado mes de julio, no hubo ningún representante del Partido Socialista. Enrique Barón, que sí asistió, lo hizo en calidad de representante del Parlamento Europeo. Algo verdaderamente extraño cuando, como hemos señalado, Zapatero se ha manifestado contrario a Bush y en pro del candidato demócrata. En la convención del Partido Republicano, que se abre hoy en Nueva York, la representación de los socialistas españoles ni siquiera llega a eso. Sencillamente, los únicos españoles que están invitados –o que han aceptado la invitación- son los del Partido Popular. Esa es la realidad de las relaciones que mantienen los socialistas con las dos fuerzas políticas norteamericanas.
 
Claro que el Partido Popular tampoco debe alegrarse demasiado de su presencia. Sus líderes han hecho todo lo posible para disimularla o descafeinarla. Basta leer sus notas de prensa al respecto para ver el semblante del miedo en sus caras, como si Bush, el aliado que más ha hecho por España en todos estos años, fueran un apestado. La delegación popular está encabezada por la ex ministra Ana Palacio, que ya estuvo también en la demócrata, y está acompañada por Miguel Ángel Cortés, entre otros. Pero la presencia del personaje más lógico, José María Aznar, no se ha producido finalmente. Pocos como él podrían haber explicado lo importante de hacer frente al terrorismo y no ceder al chantaje y al apaciguamiento, pero alguien en las alturas, más bien bajuras, de nuestra política nacional ha preferido su silencio.
 
De seguir así, gracias al actual gobierno, porque no tiene interlocución digna en Washington, y a los del PP porque le tienen miedo a la lograda, España pasará a ser invisible ante la principal potencia del mundo. Los sociólogos del poder actual dirán que eso es lo que quiere el ciudadano medio español y que lo que representa la foto de las Azores, la ambición de una nueva España, más relevante y responsable en el mundo, no tiene su contrapartida de apoyo social. El problema es que no hay otra alternativa mejor. La propuesta de Zapatero es la política del avestruz y eso, en la era de un terrorismo de masas cada vez más barato, es simplemente suicida.
 
Zapatero debería darse una vuelta por las convenciones americanas, sean demócratas o republicanas. A lo mejor así comprendería mejor el mundo.

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