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Alejandro A. Tagliavini

Esta usura sí es pecado

Entre enero de 2002 y junio de 2004, el FMI cobró más de lo que prestó

Durante la Edad Media se extendió la idea de que el cobro de intereses "excesivos" era un abuso por parte de los prestamistas y, por tanto, era pecado. Hoy está claro que la idea es equivocada, sin embargo, su origen tenía cierto sentido: el príncipe (el Estado) solía tomar tantos préstamos para guerras que el costo del crédito subía exageradamente, a su vez imponía gravámenes a sus súbditos, quienes entonces se veían forzados a pedir prestado a tasas altísimas y, luego, el príncipe, aliado con los prestamistas a los que necesitaba, solía privilegiarlos con condiciones oligopólicas y demás distorsiones del mercado, elevando las condiciones del crédito. Hoy, el Fondo Monetario Internacional se impone de manera similar, abusando de su poder político, de la capacidad de cobrar impuestos de sus aliados –los Estados–, cobrando altos intereses por deudas no solicitadas por los ciudadanos, quienes no obtuvieron ningún beneficio.
 
La deuda del Estado argentino alcanzó para diciembre de 2003 178.820 millones de dólares, 34.368 millones de dólares más que en diciembre de 2001. El incremento se debió al mayor gasto estatal y a que, a pesar de la cesación de pagos a acreedores privados, a los "acreedores privilegiados" (los que tienen poder político) como el BM, el FMI y el BID se les pagó 8.250 millones de dólares. Entre enero de 2002 y junio de 2004, el FMI cobró más de lo que prestó: 1.700 millones de dólares por intereses y 1.500 millones por vencimientos de capital.
 
De acuerdo con el convenio de septiembre de 2003, el FMI debe revisar el programa económico cada tres meses. Y con cada aprobación, debe desembolsar una suma similar a la cobrada. En cambio, los pagos de intereses no tienen reintegro. Pero la tercera revisión del acuerdo no se dio y no se reintegraron 728 millones de dólares. Para justificar la postergación, se argumentó que Argentina aún no cumplió sus compromisos. Con la postergación se juntarían la tercera y cuarta revisión, lo que sumará 1.800 millones de dólares. En lo que va del año, Argentina pagó 1.231 millones de dólares al FMI (267 millones por intereses y 964 millones por cancelación de capital).
 
Para intentar evitar enemistades, el nuevo Director Gerente del FMI, el español Rodrigo Rato, pasó por Buenos Aires en una gira que incluye a Chile, Uruguay y Brasil. El FMI tiene otorgados préstamos por 60.000 millones de dólares –más de la mitad de su cartera– a Argentina, Brasil y Turquía. Y su obsesión es bajarlo, tratando de reducir su exposición en esas naciones. Chile, sin "ayuda" del FMI, redujo su endeudamiento del 134% del PIB en 1985 a 30% doce años después. Brasil acumuló este año un superávit fiscal de 17.898 millones de dólares para alcanzar la meta acordada con el FMI para septiembre.
 
Mientras en las calles de Buenos Aires la policía reprimía con gases lacrimógenos a los manifestantes anti-FMI, Rato le pedía al presidente Néstor Kirchner que aumentara el superávit fiscal del actual 3% del PIB a 4% o 5%, para así asegurar sus cobros. "Ni lo piense, ni lo sueñe", le contestó Kirchner. El ministro de Economía argentino anunció que el superávit fiscal que en lo que va del año acumula 4.500 millones de dólares será destinado a aumentar salarios de empleados públicos y a rebajas impositivas, en lugar del aumento del superávit pretendido por Rato.
 
© AIPE
 
Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) de Buenos aires.
 
 

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