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Encarna Jiménez

La gala del cambio

Del cine sabemos que hubo un discurso antiamericano a cargo de Loles León, pero que se mantiene a Garci y se potencia a Gasset

El domingo se presentó a la audiencia en “La primera” la nueva programación de TVE para los próximos meses utilizando el clásico soporte de este tipo de acontecimientos: Una gala que incluía la promoción y unas actuaciones musicales de relleno y desengrase.
 
Los encargados de conducir el acto fueron Rosa María Sardá, algo perdida al comienzo, en un estilo que ya ha hecho clásico en las entregas de los Goya de cinematografía, y el Gran Wyoming que, en más de una ocasión, sintió los desajustes de un mensaje que sólo en parte está adaptado a las nuevas circunstancias. Esto se pudo ver cuando hizo una referencia a cantar catalán en la intimidad y notó que nadie se reía. Ahora, hacer referencias a Cataluña es mentar la influencia de Maragall y Carod-Rovira. La era Aznar ya pasó.
 
El guión, que ironizó continuamente sobre el comité de sabios, también hizo que Wyoming adoptara la expresión “Ja soc ací”, valenciana, en vez del “Ja soc aquí” que utilizó Tarradellas. Mira por donde se alineó al lado de los valencianos, al contrario que Rosa María Sardá que introdujo una frase sobre las galas de Murcia con cierto aire despectivo.
 
Quizá por ese espíritu menos combativo de Wyoming, Rosa María Sardá la emprendió a cañonazos simbólicos con el co-presentador en plan Agustina de Aragón por estar situado “a la derecha”. El número de los cañones parece que se debía a la supervivencia de la serie “Memoria de España”, que no va a ser interrumpida.
 
Lorena Berdún fue estrella de nuevo –a la misma hora la teníamos también haciendo un “cameo” en “7 vidas” de Telecinco–, lo que por un momento recordó que estábamos volviendo a la era del destape. Esta chica ya debe estar cansada de estar siempre con el mismo tema, por muy bien que le vaya. También, como no podía ser menos, salió Lorenzo Milá, con corbata, y anunció una evolución lenta de los telediarios en la que cada vez entrarían más reportajes de los corresponsales. Mucha expectación para tan poco contenido.
 
Muy clara estuvo Julia Otero al manifestar su animadversión a Bush y la promesa de que no iba a entrar en el terreno del “famoseo”. Mamen Mendizábal, por su parte, anunciaba que “59 segundos” tendría un abanico más amplio de participación, ilustrado con fotos de Ansón, Pedro J.Ramírez y otros opinantes.
 
Como primicia se presentó la incorporación de Carmen Posadas para llevar un programa de entrevistas a mujeres y el fichaje de Javier Rioyo para llevar un programa cultural desde la calle. De hecho fue el único entrevistado fuera del recinto de la gala. Mucha calle va a hacer también José Ramón Lucas, que tendrá que trabajar un montón a tenor de los papeles que tuvo que hacer en la gala, desde transportista a entrevistador.
 
Del cine sabemos que hubo un discurso antiamericano a cargo de Loles León, pero que se mantiene a Garci y se potencia a Gasset. En cuanto a las series españolas de ficción, sigue “Ana y los 7”, que hizo un “sketch” con Roderas bastante simpático, “Cuéntame” y “Paco y Veva” y se estrenará “Las cerezas del cementerio” de Gabriel Miró, coproducida con la Generalitat valenciana. Nada nuevo excepto que Imanol Arias no salió al estrado a pesar de dar tantas glorias a TVE. Seguro que tiene su explicación en el terreno de las productoras.
 
La gala escenificó una curiosa mezcla en la que había unos trozos de clara alineación política, aunque menos agresivos que en la ceremonia de los “goya”, otros de asunción de continuidad como en el caso de “Cruz y raya” o “Al filo de lo imposible”, y una demostración de que aún no se ha atinado con el tono de los comentarios irónicos, que ya no producen el mismo efecto en una situación que ha cambiado. Estamos a la espera de cómo se sustancia ese eslogan de “Contamos todos” –quizá unos bastante más que otros– y la pluralidad que se pregona. Los informativos son un test y el “día a día” la única manera de contrastar que estamos ante el comienzo de una reforma en marcha que resulta más complicada de resolver que una noche de gala que apuntó datos de reforma y ruptura, ideologización y componenda, cambio y parálisis.

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