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EDITORIAL

ZP en Nueva York

"Aunque Zapatero se haya apuntado a ese circo populista organizado por Chirak y Lula da Silva entorno a la pobreza y al 0,7%, es difícil disimular la pérdida de peso internacional de nuestro país que delata la falta de contactos de nuestro presidente"

Si algo está caracterizando la visita de Zapatero a Nueva York —además de por lo vacío de su discurso, tanto en la zona cero como en los anticipos que ha hecho de su intervención de hoy en la 59 Asamblea de Naciones Unidas— está siendo la patética soledad que ha rodeado al presidente de nuestro país desde su llegada el pasado domingo. Y eso, pese a los descarados esfuerzos de nuestra diplomacia por conseguir algún encuentro con algún líder de peso en la escena internacional. Ya era de esperar que ni Bush ni Kerry quisieran ni siquiera posar con el que allí se empieza a conocer como el Chamberlain español. Pero es que a nuestro presidente no lo ha recibido miembro alguno del Gobierno norteamericano, ni siquiera el alcalde de Nueva York. Ha tenido que ser la hermana del alcalde neoyorkino —y eso no tanto en un gesto de deferencia hacia nuestro país, como en su condición de encargada de las relaciones de la ciudad con la ONU— la destinada a acompañarlo en su visita a la Zona Cero.
 
Frente a la amplísima y apretadísima agenda de contactos que tienen otros dirigentes europeos, lo más que ha logrado conseguir provisionalmente nuestra diplomacia es un encuentro con el presidente de Andorra, contadas entrevistas con dirigentes latinoamericanos, y sendas entrevistas con los presidentes de Irak y Afganistán, en las que —por cierto—será interesante saber cómo ZP explica al primero su negativa a una ayuda militar que sí brinda al segundo.
 
Y es que, aunque Zapatero se haya apuntado a ese circo populista organizado por Chirak y Lula da Silva entorno a la pobreza y al 0,7%, es difícil disimular esa pérdida de peso internacional de nuestro país que delata la falta de contactos de nuestro presidente.
 
Tan grave como eso resulta el manido y estéril mensaje que ZP ha hecho tanto refiriéndose al asunto de la pobreza como al terrorismo que sacudió Nueva York y Madrid. Resulta preocupante constatar hasta qué punto se acepta de forma acrítica la idea de destinar el 0,7 por ciento del PIB a países que en su inmensa mayoría se caracterizan por regímenes liberticidas incapaces de generar prosperidad. La que gozan las sociedades desarrolladas no es el resultado de ningún trasvase sino de una creación propia de riqueza. Ha sido el establecimiento de instituciones capaces de salvaguardar la libertad económica y política lo que ha permitido al mundo desarrollado llegar a serlo. De nada servirá desviar el 0,7 por ciento de esa prosperidad a regímenes que solo saben fabricar miseria y fanatismo.
 
Ha dicho también ZP en su visita la Zona Cero que “hay que luchar contra el terrorismo con la ley y la democracia”. ¿Tal vez como lo hizo los anteriores Gobiernos del PSOE? En lugar de ignorar la guerra que nos ha declarado a occidente el terrorismo islámico y en lugar de pretender dar lecciones de democracia y de respeto al imperio de la ley a un país como EE UU, Zapatero tendría que explicar por qué niega ayuda militar a quienes tratan de imponer la ley y la democracia en Irak y, sin embargo, se la presta a quienes tratan de hacer lo mismo en Afganistán.
 
Veremos si ZP mejora algo en su intervención de hoy, porque en la escena internacional hay cosas que no son fáciles de disimular ni aun forzando la sonrisa...

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