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Guillermo Rodríguez

Sostiene Cebrián

El País está hipotecando su futuro. 38.000 suscriptores a cambio de ser ignorado en la Red es un precio demasiado elevado.

Juan Luis Cebrián sufre una crisis de fe cuyo efecto salpica a todos. Incluso a Internet. No confía en “La Red” a la que hace seis años dedicó un ensayo, ni en los ‘confidenciales’ (que sólo “chantajean a empresas y políticos” para publicar sus informaciones), ni en el poder de la publicidad “on line” en España para sacar a muchas puntocom de la ciénaga de las pérdidas (“no funciona”, zanja). Sólo cree en la estrategia emprendida por El País en Internet, el famoso cerrojo y tiente tieso.
 
Sostiene Cebrián que el Grupo Prisa está “muy contento con su modelo de pago de la versión on line del diario”, pero sus palabras no resultan creíbles. Su principal competidor, El Mundo, sí ha actuado con cabeza digital: su imagen de marca se ha incrementado hasta límites inimaginables, se ha convertido en el medio de comunicación más leído en español y, además, es rentable. Gracias, sobre todo, a la publicidad que tan poca estima le suscita a Cebrián. Nadie enlaza a El País, medio que ha dejado de ser referencia para unos internautas que, recordemos, son en su mayoría jóvenes. Es decir, los que compran y comprarán periódicos. El País está hipotecando su futuro. 38.000 suscriptores a cambio de ser ignorado en la Red es un precio demasiado elevado.
 
Lo malo no es que Cebrián pretenda que creamos lo que nadie en el Grupo Prisa piensa o debería pensar, sino que además espera que acatemos sus palabras sin rechistar. Pues no. La primera máxima de los periodistas –a los que Cebrián dirigió una serie de  consejos en otro ensayo– es informarse antes de escribir. En su caso, debería haber recurrido a las fuentes antes de hablar. No hay más que echar mano de los datos para confirmar que el académico yerra en su tesis: la publicidad “on line” ha recuperado en EEUU la vitalidad de la época del boom de Internet, en España sigue creciendo y está demostrando que muchos medios pueden sobrevivir –mal que bien– con los ingresos provenientes de los anuncios. Otro dato más: en 2007, los medios digitales atraerán las mismas inversiones publicitarias que las revistas de papel, señaló recientemente un estudio de la firma estadounidense Jupiter Research. Cebrián olvida que todo negocio requiere de tiempo para madurar. Aunque Internet tenga ya 25 años, su expansión en la sociedad no se produjo hasta hace diez años. Y ya genera ingresos. ¿Qué más quiere?
 

 
La tecnología siempre va por delante de los usuarios. Las operadoras disponen de equipos estratégicos encargados de predecir qué es lo que demandarán sus usuarios, qué estimarán prescindible y qué primordial. En los últimos años no han dado pie con bola. No confiaron en los mensajes SMS, que poco más tarde se convirtieron en su principal fuente de ingresos, y apostaron como nunca por el UMTS, una tecnología que a los abonados ni les va ni les viene, simplemente la ignoran. Un estudio acaba de recalcar lo evidente: por encima de las aplicaciones, los usuarios consideran primordial que el coste por llamada sea menos oneroso. El UMTS queda muy bien para presumir una noche con los amigos, pero cuando un mes después llega la factura uno se percata de que, más que un valor añadido, es un lujo.
 

 
Esta semana Wikipedia, la enciclopedia gratuita y colaborativa de Internet, ha alcanzado el millón de artículos publicados. Sus principales virtudes: el amplio número de entradas y la capacidad de reacción. Si se cuela algún error en sus entradas se resuelve en cinco minutos. Lo comprobó IBM.
 
 

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