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Juan Manuel Rodríguez

Los ángeles blancos

el Real Madrid Club de Fútbol seguirá teniendo una identidad indestructible, una personalidad a prueba de "bombas deportivas" como la que, sin ir más lejos, activara hace tan sólo unos días José Antonio Camacho.

John Carlin publica esta semana en España "Los ángeles blancos, el Real Madrid y el nuevo fútbol" (Editorial Seix Barral), un ensayo que promete profundizar en las raíces mismas del brusco cambio experimentado por el deporte más popular que existe, tomando como ejemplo al Real Madrid, "con diferencia la imagen de marca deportiva más grande del mundo. Más que los New York Yankees, más que el Manchester United". El libro saldrá a la venta en el momento, deportivamente hablando, más complicado desde que Florentino Pérez accediera a la presidencia en el año 2000, aunque el bajón físico y psíquico experimentado por algunos "galácticos" no suponga, ni mucho menos, la mayor crisis a lo largo de la historia del club.
 
Es cierto que el equipo está roto y sufre un desequilibrio endémico que se nota de manera muy especial en su juego, pero en los últimos cien años hubo momentos mucho peores en los que el Real Madrid, como club de fútbol referente a nivel mundial, llegó a perder su propia identidad, circunstancia ésta que no se da en la actualidad. El Real Madrid pierde partidos, pero nadie es capaz de cuestionar con un mínimo de seriedad que sea el club más influyente, la "marca deportiva" que lidera ese "nuevo fútbol" al que precisamente se refiere Carlin en el título de su ensayo. De cómo sea capaz de solucionar Florentino Pérez la dicotomía existente entre el equilibrio y solidez empresariales y el desequilibrio futbolístico que se palpa sobre el terreno de juego (dicotomía, por cierto, fomentada por él mismo) dependerá el resultado estrictamente deportivo de esta temporada. Aunque, al márgen de todo eso, el Real Madrid Club de Fútbol seguirá teniendo una identidad indestructible, una personalidad a prueba de "bombas deportivas" como la que, sin ir más lejos, activara hace tan sólo unos días José Antonio Camacho.
 
No insistiré más en el hecho de que, para conducir un vestuario con el peso mediático que tiene ése, Florentino Pérez tenía en Vicente del Bosque al hombre ideal. Tal y como yo lo veo Vicente ya no pensaba como un ex jugador de los años setenta sino como un entrenador del siglo XXI, testigo esencial, aunque en absoluto melancólico, de aquellos años, y al mismo tiempo observador privilegiado del nuevo fútbol, transformado en un "show" deportivo que genera miles de millones, y también de lo que piensan los nuevos futbolistas, actores principales de dicho "show". ¿Sería posible que a un club con esas circunstancias únicas, complejas e irrepetibles sólo pudiera entrenarlo ahora mismo un hombre en toda la tierra?... No lo sé, aunque lo que sí parece haber quedado muy claro es que estos "ángeles blancos" no responden a las motivaciones que, por ejemplo, sí lo hacían los futbolistas del Benfica portugués.

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