Agustín Pujol, presidente de la Federación Española de Tenis, ha perdido definitivamente el "oremus". Al afirmar que "el interés deportivo estará por encima de todo" a la hora de designar la ciudad que acogerá la final de la Copa Davis contra Estados Unidos, todos hemos deducido al instante que estaba descartando a Madrid. A nadie escapa que cuanto mayor es la altura, más velocidad adquiere la pelota cuando la golpeas. Y los americanos, todo sea dicho de paso, la golpean con muchísima dureza. Andy Roddick ha sacado alguna vez a 250 kilómetros por hora, mientras que Mardy Fish, quien ya venciera a Juan Carlos Ferrero en los Juegos Olímpicos de Atenas, lo hace a 230 por hora, y los hermanos Bryan alcanzan sin dificultades los 220.
Cualquier servicio de cualquier jugador estadounidense supera, en potencia y velocidad, los mejores servicios de cualquiera de nuestros tenistas. Piensen en uno... Pues lo supera. Eso no va a poder solucionárnoslo ya ni la altura, ni la bajura, ni la anchura. No en vano, entre los días 3 y 5 de diciembre, España va a jugar contra el mejor equipo del mundo. ¿Quiere decir esto que la capital de España, la ciudad candidata a organizar los Juegos Olímpicos de 2012, no podrá albergar jamás una final de la Copa Davis?... No he visto una excusa más idiota que la de la altura.