Ya ha terminado todo. El desfile tradicional de la Fiesta Nacional ha concluido. Ha terminado la última entrega del Gobierno Zapatero, especialista en provocar polémica donde hasta ahora había tranquilidad. El Ejecutivo socialista no deja pasar ninguna oportunidad. Donde pueden montar algún tipo de "numerito", allá se lanzan de cabeza.
El primer desfile para el Gobierno ZP era una oportunidad de oro para sus "guerras particulares". Y desde luego que lo han intentado aprovechar. Resulta que, después de más de 25 años de democracia en España, hemos tenido que esperar –según el actual Partido Socialista– a la llegada de Rodríguez Zapatero para que alguien encontrara ahora la nueva palabra "mágica": concordia.
Después de seis meses de Gobierno, el concepto talante parece ya acabado; ahora estamos asistiendo a la aparición de una nueva moda; estamos ante la concordIa. Para actualizar esta ¿nueva? idea, el Gobierno socialista ha recuperado –tan campante– las heridas del pasado. Como si estas viejas heridas no estuvieran cicatrizadas y curadas, el Ejecutivo, con Zapatero y Bono a la cabeza, ha montado una buena operación utilizando el desfile del Día Nacional.
Ahora nos quieren hacer creer que en España hemos vivido fuertes y permanentes dosis de enfrentamiento hasta que llegó Zapatero y puso su firma inequívoca de concordia. Lo que ocurre es que, sin querer, el presidente del Gobierno ha vuelto a enseñar sus verdaderas intenciones cuando, durante la recepción oficial en el Palacio Real, ha dicho en un corrillo con periodistas que la gran aportación de este año es que han desfilado soldados republicanos; "los otros" –ha añadido– lo hacían antes de una o de otra manera.
En fin, por la boca muere el pez. ¿Esa es la concordia de Zapatero? Pues, para eso, me quedo con el talante. Al fin y al cabo era terreno conocido.