Menú
Juan Carlos Girauta

La Europa irresponsable

Si el producto fraudulento de Giscard que llaman Constitución Europea viene a reforzar esta Europa irresponsable, el Partido Popular debería reflexionar acerca de su postura ante el próximo referéndum

La llamada Constitución Europea elimina ciertos valores de referencia por alguna razón, y no por olvido o azar. Es obligado saber por qué se excluye la mención a las raíces o tradición cristianas. Ningún prejuicio debería devaluar la cuestión antes de que pensemos seriamente en ella.
 
Para los liberales no es ningún misterio el origen del sistema de valores que permitió la explosión del individualismo en la historia moderna. Sin los ejes judeocristiano y grecolatino no es posible explicarse la autonomía individual, la exigencia de respeto absoluto a la libertad de decisión en la esfera privada, ni tampoco el concepto de responsabilidad social. Ni la libertad ni muchas formas políticas desde las que históricamente se ha atacado esa libertad. Ni los valores ni su perversión. Sin ciertas referencias, el mundo es incomprensible.
 
Grupos organizados, voces profesorales y mediáticas, trabajan a diario para introducir en el mundo libre elementos totalitarios y para que las sociedades oprimidas no accedan a las ventajas de las que ellos disfrutan. Erosionan los valores esenciales de nuestro sistema y aplauden o muestran comprensión con quienes fuera de Europa los conculcan. Todo ello, repito, al amparo de la libertad, explotando las ventajas de lo que detestan y disfrutando como nadie de una prosperidad que no merecen.
 
Existe el peligro real de que en Europa triunfen este siglo los valores que no logró imponer el totalitarismo en el siglo pasado. Comprendo que esto puede parecer una exageración injustificada. En efecto, lo parece si perdemos de vista algunos hechos: a ninguna sociedad le ha sido regalada la libertad, y mucho menos de forma definitiva. La libertad tiene costes, exige sacrificios. La intelectualidad europea, la red universitaria que nutre su comunidad científica, gran parte de su clase política, sus artistas, sus generadores de opinión, han olvidado esta evidencia, que es moral e intelectual.
 
No se puede ignorar las crecientes amenazas contra nuestra seguridad y contra la naturaleza de nuestro sistema y, a la vez, cultivar la aversión a la única potencia que puede y quiere neutralizarlas o eliminarlas. No se puede confiar a otro la viabilidad futura de Europa como unidad política libre mientras se ponen palos en las ruedas al socio que, defendiéndose, nos defiende. Ni mucho menos hacerlo en el momento en que necesita ayuda. La Europa de Chirac, Schroeder y Rodríguez ha desempolvado temerariamente el antiamericanismo y ha alentado la injuria y la caricaturización de sus símbolos y representantes.
 
Si el producto fraudulento de Giscard que llaman Constitución Europea viene a reforzar esta Europa irresponsable, el Partido Popular debería reflexionar acerca de su postura ante el próximo referéndum. Acaso las ventajas españolas de Niza no lo merezcan, pero los valores en juego sí. Hacerlo aparecería como un paso atrás de Rajoy, pero no serán precisamente los socialistas los autorizados para reprocharle a nadie un paso atrás. Además, las últimas correcciones estratégicas del PP han sido acertadas. Acertadas en dos sentidos: atenerse a sus propios valores; conectar con su gente.

En Internacional

    0
    comentarios