Menú
David R. Henderson

Nobel de Economía

hay que privatizar el sistema de pensiones de manera que lo que antes era un impuesto se convierta en aportes de cada uno a su propia pensión. Sólo por esta razón, todos los menores de 55 años tenemos una deuda de agradecimiento con el profesor Prescott

Los ganadores del premio Nobel de economía este año son el noruego Finn Kydland y el estadounidense Edward Prescott. Fueron premiados por sus contribuciones al "problema de la inconsistencia en el tiempo" y los "ciclos reales de negocios". Tales términos suenan misteriosos y hasta irrelevantes, pero son verdaderamente cruciales en la determinación de políticas económicas viables.
 
En el caso del ciclo de negocios, la interpretación keynesiana dominante desde fines de los años 30 hasta los 70 no podía explicar la combinación de alta inflación y bajo crecimiento económico –llamada estagflación– ocurrida a comienzos de los 70. El modelo keynesiano era casi todo aplicable a la demanda, mientras que para Kydland y Prescott los impactos a la oferta, tales como el incremento del precio del petróleo para un país importador, podían frenar la economía a la vez que aumentar la inflación y el desempleo. También advirtieron que si los cambios tecnológicos ocurren de manera desigual, como es el caso, ello explica las diferencias en las tasas de crecimiento. Es más, su modelo demostró que tales "cambios reales", a lo contrario de los cambios del lado de la demanda en que se apoyaban los economistas keynesianos, explican el 70% de las fluctuaciones en la producción de Estados Unidos después de la Segunda Guerra. Su labor ha sido uno de los grandes clavos en el ataúd keynesiano.
 
En cuanto al tema de la inconsistencia en el tiempo, un inmenso reto para los gobiernos es la inflación, causada por el exagerado aumento del circulante. Como la inflación es muy dañina, un gobierno que se preocupa por el bienestar de la gente trata de evitarla. Pero los gobiernos tienen la tentación de aumentar la inflación a corto plazo para reducir el desempleo. Como la gente previene la inflación, los gobiernos proceden a aumentarla más, como sucedió en los años 60 y 70. Ya en 1959, el economista Friedrich Hayek previó el problema, diciendo que era como tener a "un tigre agarrado por la cola".
 
Asumiendo que no eliminaremos a los bancos centrales, ¿cuál es el remedio? En 1985, el economista Ken Rogoff, basándose en el trabajo de Kydland y Prescott, recomendó la independencia de los bancos centrales, que deben ser dirigidos por enemigos acérrimos de la inflación y capaces de resistir las presiones del gobierno de inflar la moneda. Apenas dos años más tarde, un campeón contra la inflación, Alan Greenspan, fue nombrado presidente de la Reserva Federal, el banco central de EEUU. Como resultado, durante los últimos 17 años, el promedio de la inflación en EEUU ha promediado 3%. Inclusive, esa cifra exagera la inflación porque el índice de precios no toma en cuenta la mejora de la calidad de los productos ni el "efecto Wal-Mart", o sea la gente comprando más barato en inmensos almacenes. Las reformas que independizaron los bancos centrales en Nueva Zelanda, Suecia y el Reino Unido se basaron claramente en el trabajo de Kydland y Prescott.
 
Un ejemplo de la inconsistencia en el tiempo revelado por estos dos economistas tiene que ver con las patentes. Las patentes son monopolios legales por un número determinado de años para fomentar las innovaciones. Pero una vez descubiertas, los gobiernos tienen la tendencia a permitir imitaciones, violando así los derechos de propiedad intelectual. Eso reduce precios y aumenta el bienestar de los consumidores, pero el resultado a futuro será menos innovaciones y menor bienestar. El gobierno canadiense hace eso con las medicinas, amenazando permitir los genéricos antes del vencimiento de las patentes, logrando así precios más bajos, pero generaciones futuras pagarán por ello.
 
Otro ejemplo de inconsistencia en el tiempo es la pesadilla del futuro de las pensiones del Seguro Social. En un trabajo publicado en noviembre de 2003, Prescott demuestra que la razón por la cual los estadounidenses entre 15 y 64 años de edad trabajan 50% más horas que los alemanes y franceses es porque la tasa de impuesto marginal en esos países es de alrededor de 60% (el esfuerzo adicional es penalizado con un impuesto de 60%), mientras que en EEUU se acerca más a 40%. Prescott explica que a comienzos de los años 70, cuando los impuestos marginales de EEUU y Europa occidental eran muy parecidos, la gente trabajaba el mismo número de horas.
 
¿En qué se relaciona eso con el Seguro Social? Mucha gente prevé que para cumplir la promesa con los retirados se aumentarán dramáticamente los impuestos del Seguro Social en los próximos 10 a 20 años, pero como bien lo explica Prescott, debido a la elasticidad de la oferta de mano de obra (las horas trabajadas se reducen en la medida que aumentan los impuestos), las pensiones no lograrán pagarse con aumentos en las retenciones, sino más bien bajándolas con la instrumentación de sistemas de pensiones cuyos beneficios aumentan proporcionalmente con las contribuciones hechas.
 
En otras palabras, hay que privatizar el sistema de pensiones de manera que lo que antes era un impuesto se convierta en aportes de cada uno a su propia pensión. Sólo por esta razón, todos los menores de 55 años tenemos una deuda de agradecimiento con el profesor Prescott.
 
 
David R. Henderson
es profesor de la Escuela de Postgrado Naval y académico investigador del Hoover Institution.

En Libre Mercado

    0
    comentarios