Hace un mes que saltaron a la prensa las denuncias de funcionarios de prisiones. Hace un mes que la señora Gallizo no sólo no movió un dedo para investigarlo sino que lo negó tajantemente y, como desagravio a los presos musulmanes, anunció que se les daría preferencia en los trabajos carcelarios para redimir sus penas.
Los musulmanes, perfectamente organizados, se han crecido todavía más y a la biblioteca reconvertida en Mezquita, a sus privilegios en alimentación y horarios, a sus molestias a otros presos, se ha sumado el desafío y acoso a los funcionarios.
Desde que el año pasado el director de Topas permitiera que para celebrar el ramadán los presos musulmanes degollaran un cordero en las dependencias de la prisión ante la atónita mirada de un funcionario, las hazañas de los islamistas han ido en aumento. En ese mismo centro, en Salamanca, hace pocas horas, se amotinaron y se negaron a ir a comer y a salir al patio a las horas establecidas.
Es el ramadán. El funcionario que intentó hacer que cumplieran con la disciplina se vio en una situación bastante comprometida, se le "echaron encima" con claro riesgo para su vida. No ha habido sanciones. Como tampoco las hubo en la cárcel de Málaga cuando los internos del módulo 9 hicieron lo propio. Acciones, como se puede ver, perfectamente coordinadas. El resultado ha sido que se les respeta los horarios por ellos impuestos y se les lleva la comida a sus celdas.
Tampoco se sancionó de manera contundente a un preso de Topas que siguiendo las instrucciones de su imán, atacó a una auxiliar de clínica tan brutalmente que le hizo perder el conocimiento porque pretendía reconocerle. Seis días de aislamiento saldaron la agresión que provocó en la joven graves heridas.
Los funcionarios no solo se ven impotentes, sino que están indefensos ante la actitud de la dirección de Instituciones penitenciarias. A sus partes se responde con concesiones para los presos que han creado sus espacios de poder aprovechando interesadamente las reivindicaciones religiosas.
Lo que ha hecho Mercedes Gallizo es tan grave como que ha colocado en situación de claro riesgo a los funcionarios de prisiones y ha dado cobertura a los radicales islamistas. Su rectificación, obligada por las clamorosas pruebas, va mucho más allá de dejar en evidencia su falta de capacidad para desempeñar el cargo. Y va Rubalcaba y pretende hacernos creer que la responsabilidad es del PP. La prestidigitación del "Gran Rubalcaba" en este caso no funciona.