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José María Marco

El gobierno de los medios

el 59 por ciento de los reportajes o las noticias aparecidas en los medios de comunicación estadounidenses resultaron negativas para Bush

El escándalo de las 380 toneladas de explosivos desparecidos de las cercanías de Bagdad no se ha desinflado todavía, como se podía esperar que hiciera. Kerry lo sigue utilizando en sus mítines, y si lo hace será porque lo considera rentable. Bush y su equipo reaccionaron tarde. Por ahora, ni siquiera han sido capaces de sacar partido al hecho de que la CBS tenía pensado sacar la "noticia" –referida a unos hechos ocurridos en abril del año pasado– el domingo 31 por la noche, a 48 horas de las elecciones. Ahora andan desfilando por las cadenas de televisión todos los altos cargos, incluidos Condoleeza Rice y Paul Bremer, que no había aparecido en la televisión desde que volvió de Irak y es incapaz de transmitir seguridad ni confianza. En vista de la escasa capacidad de respuesta de los republicanos, cabe preguntarse qué habría ocurrido si la CBS cumple su primer plan.
 
La historia protagonizada por la CBS y The New York Times, que fue quien acabó sacando la "noticia" en primer lugar, no es la primera de la larga serie de noticias dudosas o de descaradas manipulaciones que han protagonizado en esta campaña los medios progresistas.
 
El más célebre ha sido el de la divulgación de documentación falsa sobre el historial militar de Bush. También corrió a cargo de la CBS con su presentador estrella Dan Rather de gran maestro de la confusión.
 
Otro ha sido el de las presiones ejercidas sobre la cadena de televisión Sinclair para que no emitiera Stolen Honor, un documental sobre las actividades antinorteamericanas de Kerry a su vuelta de Vietnam. Los demócratas y sus compañeros de viaje arguyeron que Sinclair debía equilibrar la emisión del reportaje con otro de sentido contrario. Cuando la Comisión Electoral dictaminó que la petición no era pertinente, porque cada cadena emite el material que quiere, recurrieron a las presiones económicas y financieras. El resultado es que Sinclair retiró de la programación la película. Los demócratas lo han considerado un gran triunfo. Lo es, aunque no precisamente de la independencia de los medios ni de la libertad de expresión. Ya lo sabíamos, pero ahora tenemos una prueba más de quienes son los nuevos inquisidores.
 
Un estudio de la escuela de periodismo de la Universidad de Columbia, nada sospechosa de conservadurismo, revela que entre el 1 y el 14 de octubre el 59 por ciento de los reportajes o las noticias aparecidas en los medios de comunicación estadounidenses resultaron negativas para Bush. A Kerry sólo le fueron negativas un 25 por ciento. El 34 por ciento de las dedicadas a Kerry le fueron favorables. Favorable a Bush, lo fue el 14 por ciento.
 
Un relaciones públicas del equipo de Kerry dijo que las cifras corresponden a la realidad. Casi el mismo día y también en la Universidad de Columbia unresponsable de la BBCse amparaba en la objetividad de su cadena para reprochar a algunos medios norteamericanos (léase la FOX) su falta de objetividad y su… ¡patrioterismo! Después de lo que les ocurrió con Andrew Gilligan, los funcionarios izquierdistas de la BBC siguen dando lecciones. La cara dura de los progresistas es admirable. Y será rentable mientras la gente esté dispuesta a creerlos y sus adversarios respondan con la parsimonia a que nos tienen acostumbrados.

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