León Zeldis Mandel (Israel) me dice que si he publicado alguna recopilación de estos comentarios de LD. Todavía no. Estoy a la búsqueda de editor. Se admiten propuestas. De momento ando en trato con Alianza. ¿Le parece a usted bien? Se admiten sugerencias.
Íñigo Sánchez Paños me dice suasorio: “¿No puede usted influir un poquito para que les quiten la mayúscula inicial a los nombre de los meses en LD?”. Supongo que quiere decir que los pongan con minúscula, no que les quiten la mayúscula inicial. Tampoco hay que tomárselo tan a pecho. Los nombres de los meses se pueden escribir con mayúscula o minúscula según convenga. En cambio, los nombres de los días de la semana van siempre con minúscula. Excepciones: “El hombre que fue Jueves”, de Chesterton. O “Viernes”, el compañero de Robinson Crusoe. En alguna versión española lo llamaban Domingo, para hacer más verosímil su nombre.
Javier Tel me cuenta la increíble historia del servicio informático o digital de la Universidad de Oviedo. El usuario introduce un verbo y ese servicio le proporciona la conjugación completa. Hasta aquí, todo es plausible. Lo increíble es que los verbos terminados en –egir los conjuga así: yo correjo, tu correges, etc. Habría que reivindicar la “cárcel de papel” de La Codorniz. Ahora sería el “penal informático”.
Me llegan docenas de ilustrados emilios para indicarme que, con las bendiciones de la Real Academia, el verbo adecuar se conjuga tanto como averiguar (“yo me adecuo”) o como actuar (“yo me adecúo”). No lo discuto. Simplemente digo que a mí me rechina lo de “yo me adecúo”. Yo aquí no soy una autoridad de la lengua, sino un enamorado de la misma. Aquí no se dan lecciones; solo se comenta. Por algo se titula este panfleto informático Libertad Digital, que, en punto a esta seccioncilla, debería ser más bien Libertinaje.
Luis Vidal comenta que, si bien las autoridades del idiomas aconsejan decir elite (voz grave), la mayor parte de las personas que se creen cultas dicen élite (voz esdrújula). Don Luis trata de corregir ese yerro a sus amigos pero se le ríen. Pues que digan misa. Elite siempre será voz grave. En francés suena “elít” aunque se escribe “élite”, pero ese acento en francés no se pronuncia como en español. La Academia permite escribir y pronunciar élite, pero resulta presumidillo. Yo mismo lo he escrito y pronunciado así algunas veces, pero es que antes era más pedante que ahora.
Gerardo del Caz se identifica con Federico Jiménez Losantos y con LD por lo que respecta a “la defensa de los derechos individuales, la libertad de mercado y la defensa de España”. Don Gerardo se asombra de que, “siendo esas ideas moralmente superiores a sus opuestas”, haya tanta gente que las rechace. Me pide que le explique esa aporía. No es fácil. Se trata de defender las ideas del auténtico progreso, pero muchos prefieren aceptar el progresismo, que es su caricatura. Hace un siglo, un italiano muy listo, Vilfredo Pareto, demostró que la gente tiende a conceder un gran crédito a las ideas más absurdas y dañinas. Es decir, el hombre es más irracional de lo que parece o de lo que le conviene.
Recordarán el concursito que aquí salió para proveer con un término adecuado la unión legal de dos homosexuales (¿por qué no de tres o más?) con efectos civiles en el Derecho de Familia. Conchita Fernández aduce la iniciativa de Víctor Manuel Arbeloa para que se añada lo de parimonio. A doña Conchita le suena acertadamente emparentado con paripé. La libertad de los homosexuales pasa por reconocer la libertad de criticar a los homosexuales, no por sus gustos sexuales sino por su cursilería.
José Luis Cuadrado Beltrán me pide la referencia de mi libro Las ideas económicas de los intelectuales españoles. Lo publica el Instituto de Estudios Económicos, de Madrid. ISBN: 84-88533-69-1. Es útil para la cuestión de la jerga del politiqués, que tantas veces aparece en LD. Creo que, además, ese libro es consonante con la forma de pensar de los colaboradores de LD. Es tan meritoria que no estará de más un poco de propaganda.