Mientras que Yaser Arafat sigue muriéndose en un hospital militar de los arrabales parisinos, ayer martes, los médicos de dicho hospital anunciaron varias veces su muerte, muerte cada vez desmentida, por tenebrosos motivos políticos. Se inició estos días una guerra navajera entre la esposa, o viuda, del jefe terrorista y las máximas autoridades palestinas. Suhah Tawil, la esposa ausente y viuda muy presente, quiso impedir la llegada a París de la delegación palestina de alto nivel, declarando: "Vienen a enterrar a mi marido vivo, para repartirse su poder y su fortuna". Y así nos enteramos de que el "descamisado" Arafat posee una fortuna colosal, en bancos suizos, parisinos y otros. La cuantía de dicha fortuna es objeto de debate, para algunos sería de mil millones de dólares, para otros menos, y claro, los responsables palestinos declaran que si Arafat tenía las "llaves de los cofres", no es su fortuna personal, sino el botín de guerra de la OLP. Lo único seguro es que Suhah Tawil, se considera la única y legítima heredera de esa fortuna privada o colectiva, y con uñas y dientes, defiende sus supuestos derechos. Grotesco espectáculo, pero nada sorprendente cuando se conoce la inaudita corrupción que reina en Palestina.
No es difícil imaginar que fueron las autoridades francesas las que metieron baza en este asunto, cerrando el pico a la vociferante esposa-viuda (¿a cambio de cuántos millones?), e insistido para que la delegación palestina venga a París, en donde fue recibida ayer martes por la tarde, en el Palacio del Elíseo, por el Presidente Chirac. Nada se sabe aún de los conciliábulos mantenidos, que debieron superar el clásico, "les acompaño en el sentimiento", tratándose de una delegación compuesta nada menos que por el Primer Ministro Qurei, el hasta ahora número dos de la OLP, Abbas, el Ministro de Asuntos Extranjeros Shaath, y el Presidente del "parlamento", Fattud. Como es lógico, estos y otros responsables palestinos quieren presentar ante el mundo una imagen de "unidad nacional". Es poco probable que se mantenga por mucho tiempo, sobre todo si, con motivo de estos acontecimientos, se reanudan las negociaciones con Israel, si no la destrucción de Israel.