Las tapas que el Canciller alemán, Gerhard Schröder, se ha tomado en León pueden habernos costado a todos los españoles más 18 millones de euros, sin contar el jamón pata negra que se llevó de regalo. Ese es el precio que al parecer han pactado el gobierno español y el alemán por extender cinco años el alquiler de los 108 carros Leopardo que el Ejército alemán cedió a nuestras fuerzas armadas en 1995. Decimos al parecer porque el gobierno español no se ha atrevido a declarar el coste real de la operación.
El negocio no puede ser más ruinoso. Alemania tiene miles de estos carros que cedería gustoso a aquel que le evite convertirlos en chatarra. España está fabricando una serie modernizada de 235 carros Leopardo 2E con un coste de casi dos mil millones de euros (323 mil millones de pesetas). Ya se han entregado 40 de estos carros al Ejército y en 2005 hay previsión de entregar otros 60. El contrato de alquiler vigente abarcaba además hasta el 2011 fecha en la que ya estarán operativos los 235 carros fabricados en España. El contrato inicial decía que estos carros podrían ser en 2011 adquiridos por España. ¿Por qué entonces tanta prisa? La única respuesta es que así le regalamos al amigo Schröder tres mil millones de pesetas por venir a pasearse por León y sacarse unas fotos junto a ZP.
El "favor" que nos hacen los alemanes con los carros exige además compromisos para adquirir misiles para el helicóptero Tigre y Torpedos para el submarino S-80. A cambio hay una vaga promesa alemana de estudiar la posibilidad de adquirir un sistema de comunicación naval.
Pero la cuestión de fondo es para que se va a gastar el pacífico ZP 326 mil millones en un carro de 60 toneladas que no podemos proyectar a ningún escenario de conflicto. ¿No quedábamos en que las fuerzas españolas sólo participarían en misiones de paz y que la guerra no es la solución al terrorismo ni a nada? ¿O es que alquilamos y fabricamos los carros para hacer frente a nuestro buen amigo Mohamed VI? ¿Necesita realmente el Ejército de Tierra 334 carros pesados o debería tener otras prioridades?
Este ruinoso negocio es además el gran titular de la cumbre hispano-alemana. El futuro de la financiación de la Unión Europea, que plantea negros nubarrones para nuestro país, parece que no se trató en la cumbre. La pretensión alemana de sentarse en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente, en detrimento de una candidatura común de la Unión Europea que promueve España, tampoco parece que estuviera en la agenda. Los españoles seguimos pagando a precio de oro las fotos, los abrazos y las tapas de Zapatero.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos