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Carlos Semprún Maura

El culebrón Arafat

Yo no soy nada optimista, cierto que Arafat fue un obstáculo para la paz, pero no el único

Es en Francia en donde la muerte del jefe terrorista Yaser Arafat ha sido la más comentada. Comentada, se entiende, por clase política y los medios, que han dedicado páginas y más páginas, espacios y más espacios de televisión, para celebrar la figura del Rais, acumulando mentira tras mentira.
 
Por ejemplo, no fue el ejército israelí, como se ha dicho, el que expulsó a Arafat y la OLP del Líbano después de su desastre en Jordania, sino el ejército sirio, llamado, eso sí, por sectores libaneses, como las Falanges Cristianas, quienes querían y no podían desembarazarse de los terroristas palestinos.
 
En esta ocasión se confirmó la fórmula de Raffarin, sobre "la Francia de arriba y la Francia de abajo", porque fue la de arriba la que se pasó de la raya en este culebrón, pero en los hogares, en los cafés, en la calle, apenas sí se concedió importancia a esta muerte.
 
Contradiciendo el derroche de propaganda oficial sobre cómo el pueblo palestino unánime llora a su líder, su mártir, su führer, algo parecido ha ocurrido en Palestina, en donde no hubo la menor manifestación espontánea de duelo. Esto, que recordaron algunos corresponsales en Ramala y Gaza, pasó desapercibido pues fueron de inmediato ninguneados por las trompetas de la propaganda.
 
Pero las imágenes nos muestran lo mismo; ya pueden los pies de foto rezar: "una familia palestina llora a su líder", no se ven nunca más de quince personas. Hubo muchedumbres, sí, pero fueron las muchedumbres vociferantes, armadas, encapuchadas de Hamás, la Jihad Islámica, Al Fatah, etc.
 
Los palestinos de a pie se ocuparon del fin del Ramadán, o de lo que fuera, pero no manifestaron ni interés, ni dolor por la muerte de Arafat. Claro que nadie les ha pedido su opinión, ni la prensa gala.
 
Veremos, las próximas semanas, si los optimistas, que en el mundo entero, y hasta en Israel, consideran que puede aprovecharse la muerte de Arafat para entablar nuevas negociaciones de paz con Israel, porque el principal obstáculo para esas negociaciones ha muerto, al morir Arafat, llevan razón.
 
Yo no soy nada optimista, cierto que Arafat fue un obstáculo para la paz, pero no el único. Por ejemplo, ayer domingo por la tarde, Mamad Abbas, nuevo jefe de la OLP, y candidato a la presidencia de la autoridad palestina resultó ileso de milagro, en un atentado contra él que tuvo lugar en Gaza, durante un acto de homenaje al difunto Arafat, pero dos policías palestinos resultaron muertos, y varios, heridos. ¡Magnífica muestra de la unidad del pueblo palestino!
 
Siguen llegando a París refugiados europeos, sobre todo franceses, que huyen de Costa de Marfil. Se calcula que hasta ahora son unos quince mil franceses. Han huido, y se entiende, las violencias, agresiones, violaciones, incendios de escuelas y demás barbaridades cometidas contra los blancos y la colonización francesa.
 
Lo que no se entiende es cuando algunos refugiados, todavía en el aeropuerto de Roissy, declaran: "No comprendemos esa locura, ese odio contra nosotros. Es la primera vez, hasta ahora vivíamos tranquilos". Pues no es cierto, no es la primera vez, y fue precisamente para proteger a sus compatriotas, ya agredidos, que el gobierno francés envió sus primeros soldados, hace un par de años.
 
Pero el rompecabezas marfileño se merece un análisis más detallado, que intentaré realizar en un próximo artículo.

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