Menú
Guillermo Dupuy

Rajoy ante la reforma del Estatuto catalán

¿Tienen certeza los votantes del PP y el resto de los españoles que Rajoy interpondrá un recurso de inconstitucionalidad si el parlamento catalán aprueba una reforma estatutaria que proclame a Cataluña como Nación? ¿Tienen certeza de ello sus adversarios?

Pascual Maragall, presidente de la Generalitat y socio, como Zapatero, de quienes se reúnen con ETA para, según el último Zutabe de la banda terrorista, “profundizar en la crisis y el resquebrajamiento del Estado”, no sólo no quiso el pasado domingo rechazar la inclusión de la autodeterminación en el nuevo Estatuto catalán, sino que, con total claridad y seguridad, reiteró que la definición de Cataluña en el Estatuto será el de “nación”.
 
Hemos tenido que esperar a este jueves para ver la reacción del PP ante este invento histórico, respaldado por los socialistas, y que constituye un verdadero jaque mate a la Constitución de 1978. Bien está que el senador Pío García Escudero le haya preguntado en la Cámara alta a ZP por esta cuestión. Sin embargo, no podemos contentarnos con que la posición del principal partido de la oposición ante este asunto nuclear —no por nada la Constitución dice fundamentarse en la Nación española— se reduzca a la intervención de un senador que en forma de pregunta aprovecha la visita del Presidente del Gobierno a la Cámara alta para que exponga su opinión.
 
La torpísima política de comunicación a cargo de Rajoy y Elorriaga está batiendo récords ya de por sí difíciles de batir si recordamos lo que ha venido siendo en este terreno la trayectoria del PP. La pregunta con la que Agapito Maestre en estas mismas páginas titulaba un artículo —“¿Donde está Rajoy?”—, es todo un síntoma de cómo lo que empezó con un preocupante perfil bajo ha terminado por ser un invisible liderazgo.
 
Tiempo habrá para dedicar otros artículos para analizar los absurdos supuestos en que se basa esta estrategia de Rajoy, Eloriaga o Piqué y que, no por deliderada deja de ser errónea e irresponsable.
 
En cualquier caso, y en el tema que ahora nos ocupa, parece ineludible la necesidad de dar la batalla de ideas y llevar a cabo una labor pedagógica que aborte esta deriva a las que nos está llevando los independentistas catalanes por culpa de la falta de principios de los socialistas. Ante la gravedad del envite de Maragall, el PP debe responder con solemnidad, poniendo acentos a la gravedad, y eso exige que sea el máximo líder del PP el que le haga frente. Si hace falta convocar ruedas de prensa extraordinarias, pues se hace. Pero el PP tiene que enviar un mensaje por boca de Rajoy denunciando que el PSOE, a pesar de llenarse la boca con la palabra consenso, excluirá al PP de cualquier eventual reforma del estatuto o de la Constitución si insiste en considerar a Cataluña o a cualquier otra comunidad autónoma como una nación; que lo de la “Nación de naciones” es una afrenta al lenguaje y a la lógica elemental que equipara la parte al todo y abre las puestas a la cosoberanía; ¿Por qué nadie en el PP pregunta a Zapatero o a Maragall por los nombres de las naciones que integran, según ellos, España?. Galicia, Cataluña, Pais Vasco ¿y cuales más? ¿Cómo se llaman las otras “naciones” y cuantas son? ¿Por qué no desenmascarar lo ridículo y —al tiempo— lo grave de las proposiciones que ZP y Maragall camuflan con la etiqueta de la “España plural”?
 
¿Tienen certeza los votantes del PP y el resto de los españoles que Rajoy interpondrá un recurso de inconstitucionalidad si el parlamento catalán aprueba una reforma estatutaria que proclame a Cataluña como Nación? ¿Tienen certeza de ellos sus adversarios políticos? ¿O es que vamos a ir todos de buen rollito hasta que la opinión pública pierda totalmente la sensibilidad y acabe por aceptar el pulpo como animal de compañía sin prestar importancia a lo que entonces quedará marginado como un fundamentalismo nominalista?
 
¿Tanto es pedir que el máximo “líder” del PP se implique ya en esta tarea de oposición en un asunto que lo merece como pocos?

En España

    0
    comentarios