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Federico Jiménez Losantos

El multilateralismo multidelincuencial de Kakkoffi

Sería un caso más de genocida por omisión o ladrón de guante blanco si Kakoffi y políticos no menos abyectos, como Chirac, no pretendieran que la ONU se convierta en alternativa

A Kakoffi Annan, uno de los sujetos más despreciables de la política internacional, casi ningún delito le es ajeno. Desde la corrupción en Irak a la complicidad en el genocidio de Ruanda, ambos responsabilidad directa suya, pasando por el antisemitismo abyecto y el compadreo con todas las dictaduras antiamericanas y antioccidentales, no hay indeseable al que no haya apoyado ni gobierno decente al que no haya atacado. Siempre, eso sí, con esa meliflua sintaxis burocrática que cultivan los delincuentes de alto bordo instalados en organismos pomposamente inútiles. El primero, la ONU.
 
Le faltaba en su abultadísimo historial de fechorías (véase el informe de Álvaro Martín) un caso de complicidad directa en el acoso sexual y también ha cobrado esa pieza en el escándalo de su amigote Dileep Nair. Habrá sido su forma de consolarse de la muerte de otro amigo y protegido suyo, Yaser Arafat, ese asesino, ese delincuente. O de la toma de Faluya, que ha intentado evitar a toda costa. O es posible que el corrupto y acosador Nair denunciado por el propio personal de la ONU y ahora personalmente absuelto por Kakkoffi es compañero de francachelas y abusos. O quizás lo ha chantajeado con divulgar alguna de sus infinitas hazañas. Todo es posible e incluso probable. Todo, menos la inocencia.
 
Sería un caso más de genocida por omisión o ladrón de guante blanco si Kakoffi y políticos no menos abyectos, como Chirac, no pretendieran que la ONU se convierta en alternativa "multilateral" al "unilateralismo" de Washington y sus aliados. Pero es así, y mientras así sea es una obligación moral de todos los medios de comunicación y los políticos con principios de cualquier país, occidental e incluso oriental, desenmascarar el verdadero rostro de este caradura, la auténtica personalidad del que se presenta como una alternativa política a Bush o moral al Papa cuando no pasa de ser un complemento de Sadam, de Chirac, de Kirchner o del Dioni de la Pampa. Sin duda es un presidente a la altura de lo que preside. Lo malo es que los contribuyentes de los países occidentales a los que sistemáticamente ataca seamos los que tenemos que pagar los sueldos de la ONU y la carrera de Kakoffi. Va siendo hora de que viva de lo suyo, que bastante ha robado ya.

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