Juan Gràcia, uno de los simpáticos componentes del grupo humorístico catalán "Tricicle", adelantó el otro día su pronóstico sobre el partido que disputarán este sábado en el Camp Nou Barcelona y Real Madrid: 16-1. Contundente. Su amigo Paco Mir se le quedó mirando muy pensativo y, tras unos instantes de reflexión, apuntilló lo siguiente: "Un 17-2 me parece más justo". Es francamente improbable, por no decir casi imposible, que el Real Madrid encaje dieciséis goles este sábado en el Camp Nou o, en el peor de los casos (que representaría sin duda para los aficionados madridistas la opción de Mir), que Iker Casillas vea cómo los Ronaldinho, Eto'o, Deco, Xavi y compañía logran meter la pelotita en su portería hasta en diecisiete ocasiones diferentes, por arriba, por abajo, de penalti, de chilena, por la escuadra, con la espuela y el tacón.
Parece complicado que se cumpla esa hemorragia de goles pronosticada por el "Tricicle" porque, si en algo ha mejorado sin duda este Real Madrid con respecto al equipo de Ligas anteriores, ha sido precisamente en el mayor nivel de efectividad de un sistema defensivo que siempre ha sido criticado por su excesiva endeblez. El equipo de Mariano García Remón es el que menos goles lleva en contra (sólo 6) en las once jornadas que se llevan jugadas hasta ahora en el campeonato. Cómo haya logrado el Madrid esta auténtica proeza teniendo en sus filas a un defensa central como el argentino Walter Samuel, que ni está ni tampoco se le espera, es algo que escapa a mi corto conocimiento, pero esa es la realidad incuestionable de las cosas.
Mi pronóstico es mucho más ajustado que el de los amigos de "Tricicle", aunque coincido con ellos en que el Barcelona es favorito. El equipo de Rijkaard juega a otra velocidad y, aunque Lorenzo Serra Ferrer mostró a los merengues uno de los caminos que se pueden seguir para tratar de descarrilar al tren culé, lo cierto es que Zidane, Figo o Guti -la "sala de máquinas"- lo pasan muy mal cuando no tienen el balón en su poder. No es previsible, por lo tanto, que el Real Madrid se encierre en su área, como hizo precisamente el Betis, regalándole el balón al Barcelona y, en el intercambio posterior de golpes que se producirá, me parece que el club catalán tiene mucho más que ganar. Habrá que estar muy atentos a la alineación que presente "el gato que está triste y azul". Si fuera realmente valiente dejaría al "muro de las lamentaciones" en el banquillo, colocando a Pavón y Mejía como titulares. O sea: jugará Walter Samuel.