Mencionar las complicaciones surgidas ante la nacionalización de servicios de agua potable, del canje de la deuda por default y de los militares, equivale, desde este lejano sur, a hablar al futuro presidente Vázquez de Uruguay, al argentino Néstor Kirchner y al brasileño Lula da Silva. Los tres, más o menos emparentados ideológicamente. ¿Por cuál comenzar? Da igual. Se trata de situaciones trabadas, complejas, con marchas aceleradas y luego en reversa.
En Brasil, los militares tienen una relación tirante con el presidente Lula. Y en estos momentos la cuerda se ha tensado más. Este hecho ha costado a Lula un ministro (José Veigas, de Defensa, a quien sustituyó José Alencar) y además un comunicado de los militares exaltando el golpe militar de 1964 y condenando los intentos de "revivir revanchismos" y de "estimular discusiones sobre coyunturas pasadas". Las supuestas fotos de un director de TV Cultura, en 1970, torturado y muerto en una prisión (que resultaron ser de otro perseguido político), y ahora conocidas, han dado lugar al desafío a Lula frente a la posibilidad de revisar aquellos años dictatoriales, que van desde 1964 hasta 1985. El Partido de los Trabajadores, de Lula, y las organizaciones de derechos humanos, son las que exigen la reapertura de los archivos militares. Pero éstos se resisten a ello, y también a un mea culpa. El Jefe del Gabinete de Seguridad se ha mostrado contrario a la apertura de esos archivos y dijo: "No hay nada bonito en esos papeles". Lula quedó, pues, atrapado entre su partido y las organizaciones de derechos humanos por un lado, y los militares del otro. El presidente hasta ahora venía atendiendo las inquietudes militares, a los que concedió un aumento salarial, la promesa de un segundo aumento y la compra de armamento. Veremos.
En Argentina, el presidente Néstor Kirchner aseguró que no modificará la propuesta en la oferta de canje en la deuda por default. Lo enfatizó, tras su breve visita a la cumbre Iberoamericana de Costa Rica, de la cual informó Libertad Digital. Las complicaciones en el canje de la deuda han visto ralentizadas ahora por el pedido de postergación de fecha realizado por la Comisión de Valores italiana, así como por la negativa a colocar bonos argentinos del Banco de Nueva York. El gobierno sostiene que se trata de presiones que buscan un mejoramiento de su oferta, y, de ahí, aquellas palabras de Kirchner, en cuyo círculo nadie arriesga nada en cuanto si las mismas tendrán efecto en la reestructuración de las condiciones y en los plazos previstos en la oferta realizada. Veremos.