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Amando de Miguel

Barbarismos y barbaridades

Don José Luis se apunta asimismo a "teléfono portátil" en lugar del impropio teléfono móvil. Tiene razón el hombre. El "telefonillo" se mueve solo porque va con nosotros. Luego es portátil y no móvil

Es continua la corriente de palabras que necesitan ser traducidas del inglés. Luis Fernández Mostacero me comunica que, en el OVE (Observatorio Voto Electrónico), el ubicuo software se traduce por soguar. No está mal, pero al menos tendría que ser sóguar, como decimos fútbol y no futbol. De todas formas, software es un neologismo inglés que se acuñó no hace mucho tiempo por contraste irónico con hardware (cacharrería). Tendríamos que hacer una traducción más imaginativa. Por ejemplo, maquinaria (hardware) frente a programas (software).
 
Las adaptaciones del inglés son muchas y algunas muy ingeniosas. Ignacio de Lorenzo (La Coruña) me cuenta que en Ferrol, cuando ponen el motor de una embarcación a su máxima potencia, dicen el filispín. Claro es, se trata de la adaptación más pronunciable de full speed (máxima velocidad). A nadie se hace daño con esos manoseos del inglés universal.
Jesús Somalo Santiago critica la expresión la verdad es que…" como arranque de una frase, sobre todo cuando a alguien lo están entrevistando". Otra parecida, añado yo, es de hecho. Reconozco que yo recurro mucho a esos dos latiguillos, quizá por influencia del inglés ubicuo. Trataré de enmendarme, pero lo veo difícil, puesto que mi profesión y mi actitud vital me obligan a enunciar observaciones empíricas. El castellano no tiene una expresión como as a matter of fact, que se emplea tanto en inglés. Vendría a ser el "realmente", pero en inglés tiene más fuerza.
 
Carlos Gómez-Ferrer, estudiante de Medicina, me comunica una idea. "En Microbiología, cuando un microorganismo se aloja en una célula, esta recibe el nombre de huésped". La duda de don Carlos es si no sería mejor "hospedadora", pero no le suena bien. Es claro. En todo caso sería "hospedera" o "anfitriona". En inglés es nítida la distinción entre host (el que hospeda) y guest (el que es hospedado). Pero el castellano posee una estupenda vacilación léxica, de esas que a mí tanto me gustan. Huésped es tanto el que hospeda como el que es hospedado. Así, la hospitalidad es mucho más profunda. Luego la célula que hospeda (a un virus) es "huésped" de pleno derecho. Otra cosa es que ese sentido se va perdiendo, pero habrá que recuperarlo.
 
José Luis Martín Tordesillas me critica un desliz que tuve en la tele cuando dije lo de chance, en lugar de "oportunidad". Bueno, Homero también se echaba la siesta. Me defiendo un poco con un débil argumento. Pronuncié chance y no chans. Así circula en la América hispana y a mi se me escapa el barbarismo al hablar. No suelo ponerlo en la escritura. De todas formas acepto la reprimenda.
 
Roque Hernández Durán se plantea el uso del término latino para calificar a lo hispano desde los Estados Unidos. Don Roque sostiene, con razón, que el término empezó como despectivo y hoy tiende a ser casi lo contrario. La cosa quizá provenga de la enorme influencia cultural francesa en la América hispana de hace un siglo. Debe anotarse que la Administración Pública del dictador Porfirio Díaz se desenvolvía en francés. Los franceses fueron los introductores de esa calificación de "latino" para referirse a lo no anglicano en América. Recuérdese "Lenguas latinas" frente al tronco anglosajón o al germánico. Pero hoy la influencia de la cultura de esas lenguas no latinas en los Estados Unidos es insignificante en comparación con la hispana o española. Sin embargo, ha quedado lo de latino con un sentido cada vez más ponderativo, sobre todo en la música. A mí no me molesta.
 
José Luis Germán se pronuncia sobre algunas voces que provienen del inglés. Por ejemplo, en lugar de trabajoadicto sugiere "curroadicto" o "laboradicto". Someto la propuesta al sanedrín de los emilianos de este rincón de las palabras. Si se me permite, añadiría yo "trabajista". Desgraciadamente, ya no podemos acudir a "laborista" o "laboralista", que tienen significados cristalizados. La idea es una palabra para la persona que vive para su trabajo. No quedan muchas, la verdad.
 
Don José Luis se apunta asimismo a "teléfono portátil" en lugar del impropio teléfono móvil. Tiene razón el hombre. El "telefonillo" se mueve solo porque va con nosotros. Luego es portátil y no móvil. Mi ánimo es que debería llamarse simplemente "teléfono". La excepción sería el "teléfono fijo", asignado a un local o domicilio.

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