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Lucrecio

Ibarra: perseverar en el delito

Porque, esta vez, Ibarra no se limitó a exhibir su conocimiento (y, consiguientemente su delito como encubridor) de la trama GAL

Es función propia de la fiscalía intervenir de oficio allá donde indicios manifiestos de delito se produzcan. Si ello es en asunto gravísimo y además reivindicado a través de los medios de comunicación estatales, esa intervención toma carácter constrictivo. Así que no me cabe la menor duda de que el fiscal general está, en este instante mismo en el que escribo, elaborando el auto de apertura del pertinente procedimiento contra el presidente de la Junta de Extremadura. Por las declaraciones en las cuales reiteraba ayer su papel de encubridor en un crimen que, a cada declaración que profiere, toma dimensiones más enormes.
 
Venía de atrás la cosa. Del día mismo en el cual el delincuente y ex secretario de Estado Rafael Vera publicó su amenazante carta en el diario de Don Jesús Polanco. Rodríguez Ibarra declaraba entonces conocer cuál había sido la auténtica trama del GAL. La trama, por respetar el eufemismo, que consumó, al menos, 29 asesinatos, más dos desapariciones, más robo de una cifra colosal de millones pertenecientes al erario público. Negó luego lo dicho. Inmediatamente, negó la negación (debe de ser hegeliano el chico): para envanecerse de cómo le felicitaban los del PP cada vez que el GAL liquidaba a alguien en el norte. Lo de anteayer en el lujoso programa televisivo de Julia Otero va infinitamente más lejos de todo precedente.
 
Porque, esta vez, Ibarra no se limitó a exhibir su conocimiento (y, consiguientemente su delito como encubridor) de la trama GAL. Esta vez dijo, con todas las letras quiénes, la formaban: "Yo quiero que no entre en la cárcel [Rafael Vera], porque alguien habrá que intentará salvarle la vida y que piense que para ello es mejor tirar de la cereza... Si se tirase de una cereza en el caso de Vera, caería todo el ramo, y yo no quiero que se hunda la democracia en España, porque, en 25 años, aquí ha pasado de todo".
 
Blanco y en botella. El señor Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, acusa a la totalidad del Estado Español – a una totalidad que llegaría, ascendentemente desde al menos Rafael Vera hasta el vértice – de crímenes de Estado horrendos.
 
Si no es una enormidad así motivo para que el Fiscal General abra diligencias, ¿qué cosa puede serlo?

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