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Víctor Llano

Presos convertibles

La misma mañana en la que el poeta salía de una prisión chica a una grande, la mujer de Óscar Elías Biscet denunció que su marido estaba siendo torturado por aquellos a los que Zapatero ofrece todo el tiempo del mundo para rectificar

Roger Noriega, secretario de Estado adjunto de Estados Unidos, aseguró que, "Pérez Roque me advirtió de que España vendría de rodillas. Yo me reí de eso. Imagino que él se estará riendo ahora". No le falta razón a Noriega. Al correveidile de Castro le sobran motivos para burlarse. El gobierno español ha corrido en auxilio del coma-andante. Faltó a la verdad Moratinos cuando al responder a Noriega afirmó que su gobierno no ha hecho concesiones a la tiranía castrista. El 12 de octubre su embajador en La Habana les advirtió a los disidentes que no quería verlos más por su residencia. Carlos Alonso Zaldívar no ignora que lo que más irrita a Esteban Dido es que los embajadores europeos alternen con los activistas de los derechos humanos que denuncian sus crímenes.
 
Moratinos ha interpretado muy bien el papel que Fidel Castro le reservó en su macabro guión. Después de la excarcelación de Raúl Rivero y de otros cinco disidentes, el gobierno español lo tendrá un poco más fácil a la hora de intentar romper la posición común –cada vez menos común- que la Unión Europea mantiene todavía respecto a su tiranía. Castro lo sabe. Y no sólo él, también los pocos cubanos que se arriesgan a decir lo que piensan. Según Martha Beatriz Roque, "se liberó a Rivero en el momento en que Moratinos lo necesitaba".
 
La misma mañana en la que el poeta salía de una prisión chica a una grande, la mujer de Óscar Elías Biscet denunció que su marido estaba siendo torturado por aquellos a los que Zapatero ofrece todo el tiempo del mundo para rectificar. En los dos últimos años que ha permanecido en prisión, la esposa del doctor encarcelado sólo ha podido hablar con él en la última semana. A Biscet, y al sociólogo Héctor Palacios los trasladaron a un hospital penitenciario de La Habana para hacerles un reconocimiento médico. Castro no quiere que se mueran en prisión. Prefiere torturarlos y que su sufrimiento sirva de escarmiento a todos aquellos que puedan llegar a pensar que pueden hacer algo en su contra.
 
Su crueldad no tiene límites. Tras excarcelar a Rivero, la tiranía devolvió a prisión a varios disidentes del Movimiento Cristiano Liberación que junto a él fueron trasladados a la capital. El Monstruo de Birán se burló con crueldad de de sus esperanzas. Su familia creyó que podrían correr la misma suerte del periodista, pero lo que les esperaba era de nuevo la cárcel y la desesperación.
 
Y es que por mucho que intenten convencernos del éxito de su política respecto a la mafia comunista, ni Zapatero ni su ministro de Exteriores pueden presumir de otra cosa que no sea la de ofrecerle una salida a Fidel Castro y a los que sueñan con heredarle. Sus víctimas no lo olvidarán. Entre ellos, Huber Matos, a su juicio, "el gobierno español no tiene como prioridad la democracia y el respeto a los derechos humanos del pueblo de Cuba. Lo que le interesa es apaciguar a la tiranía, aunque el precio sea humillar, deslegitimar y desproteger a los disidentes que representan una creciente aunque reprimida floración de la sociedad civil cubana. Por esta razón Rodríguez Zapatero está cabildeando para que se suavice la posición de la Unión Europea…Esta política de apaciguamiento está más dirigida a los herederos de Castro que a lo que queda del tirano. Esos herederos son los que practicando una transición, rápida y firme, podrán garantizar las inversiones españolas y, a cambio, seguirán recibiendo las divisas del turismo español".
 
El Comandante Huber Matos luchó junto a Fidel Castro en Sierra Maestra. Poco después del triunfo de lo que se convertiría enrobolución,el que fue su compañero lo condenó a 20 años de cárcel que cumplió uno tras otro. Matos se plantó en la cárcel y jamás dobló el lomo. No se achicó ni dentro ni fuera de prisión. Jamás la tiranía pudo servirse de su sufrimiento ni utilizarlo como preso convertible. A nadie se le puede exigir que se comporte como un héroe, pero nunca viene mal recordar el ejemplo de Huber Matos y de Óscar Elías Biscet.

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