Menú
José García Domínguez

De las patrias de Bono

Porque el hijo de Pepe, sobre todas las cosas, ansiaba llegar a ministro, y abrir los telediarios de las tres lanzando emotivas arengas sobre el amor a la Patria y las virtudes de la Nación

Mientras el hijo de Pepe, el de la tienda, pasa revista a los cadetes de la Academia de Toledo con el tiempo medido para abrir el Telediario de las tres, rememoro una historia del campo de exterminio de Dachau que hace poco contaba Iñaki Ezquerra. Martin Niemöller, un pastor protestante que acaba de pasar por otra sesión de tortura al negarse a renunciar a sus convicciones antitotalitarias, yace herido en el suelo de su celda. En ese momento, uno de los carceleros de las SS abre el cerrojo de la puerta y le comunica que tiene una visita. Es el capellán de la cárcel, también protestante como él. Cuando los dos hombres se quedan solos, frente a frente, la impresión que le provoca el estado deplorable de su igual impide al recién llegado articular palabra alguna. Finalmente, tras un minuto eterno, con tono entrecortado sólo acierta a preguntar: "¿Qué hace usted aquí?". Entonces, el recluso, a la vez que trata de incorporarse, le responde: "Dada la situación de nuestro país, soy yo el que le pregunta: ¿qué hace usted, que no está aquí dentro conmigo?".
 
Al tiempo, sigue acaparando las imágenes del televisor el hijo del de la tienda, ése que llegó a ministro de Defensa de España en comandita con un interlocutor de la ETA que dice llamarse Carod-Rovira; un sujeto cuyo objetivo es destruir la soberanía de la Nación española y, después, alumbrar un estado monolingüe que se expanda a lo ancho del antiguo reino de Aragón. Carod, el mismo que para avanzar en la consecución de su meta, estimó conveniente facilitar que el primogénito de Pepe alcanzara su silloncito en el Consejo de Ministros.
 
El padre de los nietos de Pepe conocía perfectamente la calaña y los propósitos del personaje que lo habría de proyectar a las antípodas de aquel ultramarinos de su infancia; tampoco ignoraba que su benefactor convenció a la ETA para que colocara bombas en Castilla-La Mancha, y no en Cataluña. No obstante, aceptó asociarse con él. Porque el hijo de Pepe, sobre todas las cosas, ansiaba llegar a ministro, y abrir los telediarios de las tres lanzando emotivas arengas sobre el amor a la Patria y las virtudes de la Nación.
 
"España brinda libertad a todos sus hijos", miente ahora el aliado del Tripartito en el Telediario de las tres. Y un escalofrío acaba de recorrer las espaldas de todos esos catalanes que se saben condenados a la muerte civil por obstinarse en no ceder a la presión del nacionalismo identitario. Por un instante, han temido que el socio de Carod fuese a salar al otro lado de la pantalla, y que les espetara con timbre marcial: ¿qué hacen ustedes aquí?

En España

    0
    comentarios