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Miguel Ángel Quintanilla Navarro

El voto de los prudentes

El “sí” es un voto definitivo e irreversible; el “no” es un voto transitorio y revocable. Si gana el “no”, el Gobierno podrá convocar otro referéndum, y todos tendremos tiempo de explicarnos y de aprender

La inmensa mayoría de los españoles desconoce qué es la Constitución europea. Menos del 20% afirma saber lo suficiente. Lo sensato hubiera sido que el Gobierno, que dice asentar su oficio en “la razón democrática” (y sea lo que fuere esa razón cabe suponer que no consista en la promoción o en la preservación de la ignorancia), nada más conocerse los datos obtenidos por el CIS y por otras instituciones hubiera retrasado la celebración del referéndum que tendrá lugar el próximo día 20 de febrero. Es imposible que en el tiempo que falta hasta esa fecha los votantes lleguen a tener un conocimiento suficiente sobre lo que se les pregunta, y es extremadamente dudoso que si lo tuvieran votaran “sí”. Es evidente, además, que el Gobierno no da explicaciones.
 
Ante esta situación el voto preferible es “no”. El “sí” es un voto definitivo e irreversible; el “no” es un voto transitorio y revocable. Si gana el “no”, el Gobierno podrá convocar otro referéndum, y todos tendremos tiempo de explicarnos y de aprender. Así ha ocurrido varias veces en Europa, por ejemplo recientemente en Irlanda, con motivo del Tratado de Niza. De hecho, los partidarios del “no” estamos deseando dejarnos convencer por los partidarios del “sí”, y suponemos que éstos no tendrán inconveniente en tomarse la molestia de convencernos. Sólo es cuestión de tiempo, el que ganaríamos si la Constitución europea –que no es una Constitución pero tiene poder constituyente, lo cual es doblemente malo– fuera rechazada en el primer referéndum. El “no” es, por tanto, el voto de los prudentes, el de quienes no saben lo suficiente y desean votar con conocimiento de causa.
 
Hay razones que permitirían convencer de que el voto definitivo preferible es “no” a las siguientes personas:
 
1. Quienes creen que la última palabra sobre la política española debe tenerla el Gobierno español.
2. Quienes creen que los resultados de las pasadas elecciones generales del mes de marzo estuvieron parcialmente influidos por los atentados del 11-M.
3. Quienes creen que la Constitución española de 1978 debe ser protegida en lo esencial, sin que por ello se deba excluir la posibilidad de reformarla de manera consensuada y prudente.
4. Quienes creen que una Constitución no debe favorecer a un partido o ideología, sino respetarlas a todas, siempre que sean democráticas.
5. Quienes creen que España no debe firmar acuerdos elaborados con la expresa intención de perjudicar a nuestro país.
6. Quienes piensan votar “sí” por miedo a quedarse fuera de la Unión Europea.
7. Quienes creen que la Unión Europea ha sido útil hasta ahora y no desean que el proceso de integración europea se arruine.
8. Quienes piensan votar “sí” para no hacer lo mismo que ETA o que ERC u otros partidos o grupos cuya ideología y comportamiento rechazan.
9. Quienes piensan votar “sí” porque creen que la única razón para votar “no” es “castigar” a Zapatero, y eso les parece mal si va contra el interés nacional.
10.Quienes creen que “toda Europa nos mira” y que si gana el “no” pensarán mal de nosotros.
11. Quienes piensan votar “sí” porque creen que la UE evitará que siga adelante el Plan Ibarretxe y limitará el poder de los partidos nacionalistas.
 
Pero para explicar todo esto, y para que los partidarios del “sí” tengan ocasión de refutarlo, hace falta tiempo. Si gana el “no transitorio”en febrero, seguramente se podrá votar “sí” o “no” más adelante, sabiendo lo que se vota. No basta con abstenerse, se debe votar “no” en febrero.

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