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Amando de Miguel

Sobre lexicones

Antonio del Saz (informático y lingüista) aporta muchas sugerencia a este corralillo de las palabras. Me anima a que dedique un comentario sobre los diccionarios. Suelo mencionarlos de vez en cuando, cuando el texto se presta a ello, pero cabe un comentario algo más detallado. Naturalmente, la consulta obligada es la que apela al DRAE, el diccionario normativo oficial. Pero se debe complementar con un repaso de los diccionarios de uso. El clásico es el de María Moliner, pero ha quedado superado por otros más actuales, como el de Seco y colaboradores (Aguilar) o el Clave (SM). Es conveniente tener a mano el Corominas (Gredos) para el origen de las palabras. Un antiguo Diccionario general etimológico de Roque Barcia (V. Seix, 1880, cinco tomos en cuarto), es utilísimo. A veces resulta un poco fantasioso, pero ese es pecado de filólogos en busca de étimos. Su lectura resulta muy entretenida. Más actual y científico es el Diccionario etimológico español e hispánico de Vicente García de Diego (Espasa).
 
Resulta muy útil el diccionario Redes (SM) para establecer las asociaciones de palabras. Para un fin parecido sirve el Cuervo, un verdadero monumento como diccionario histórico (ocho tomos en cuarto). Los clásicos diccionarios de sinónimos quedan muy mejorados con el Corripio (Diccionario de ideas afines, Nerder). Es lo más parecido a un tesoro, que todavía no tenemos en el castellano actual. Luego hay un sinfín de diccionarios especializados por materias. Lo fundamental es concluir que no basta un solo diccionario para entender bien el alma de las palabras.
 
Da la importancia del latín en la etimología de muchas palabras castellanas, recomiendo el Diccionario de latinismos y frases latinas de Gregorio Sánchez Doncel (Noesis). Trae la traducción y explicación de muchas frases latinas comúnmente citadas en la lengua culta. Puestos a resaltar diccionarios originales y curiosos, me atrevo a recomendar el Diccionario de voces naturales de Vicente García de Diego. Las entradas son las voces y sonidos onomatopéyicos que confluyen en distintos idiomas.
 
Un tomo muy divertido es el Diccionario de citas de Wenceslao Castañares y José Luis González Quirós (Noesis). Es una especie de síntesis ordenada de los autores más influyentes o atractivos del mundo entero. Hay que descubrirse ante un trabajo así.
 
Me permito recordar la existencia de algunos buenos diccionarios sustantivos. El más cercano –por la materia y por sus autores– es el Diccionario de Sociología de Octavio Uña y Alfredo Hernández (Universidad Rey Juan Carlos). Está también el Diccionario Espasa. Filosofía de Jacobo Muñoz. En la misma editorial tenemos el Diccionario Espasa. Literatura española de Jesús Bregante, que completa el tradicional Diccionario de Literatura española e hispanoamericana de Ricardó Gullón (Alianza).
 
He citado solo algunos de los tomos que manejo usualmente para documentarme, a veces para solazarme. Hay diccionarios especializados de las diversas ciencias, de toros, de santos, de regionalismos. Me ocupan una habitación entera y constituyen el mejor entretenimiento. Espero que algunos "libertarios digitales" se vean estimulados a chapuzarse en el mar de los lexicones.

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