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John Sweeney

Venezuela cubanizada

Estratégicamente, todo esto indica que el gobierno de Chávez anticipa un aumento de las diferencias políticas con Washington. Dado que esas diferencias surgen de las provocaciones de Chávez, cabe pensar que no habrá mayor cooperación de parte de Caracas

Las fuerzas armadas venezolanas han concebido una nueva doctrina de seguridad nacional, bajo la cual Estados Unidos reemplaza a Colombia como la mayor amenaza externa a su seguridad y soberanía, según informó el general del ejército Melvin López Hidalgo, secretario del Consejo de Defensa de la Nación. Esta nueva doctrina de seguridad se basa en que los militares estadounidenses acabarán por invadir a Venezuela, para asumir el control de su petróleo y gas natural.
 
La anterior doctrina de seguridad preveía una respuesta militar convencional a posibles invasiones colombianas. Por el contrario, la nueva contempla una “respuesta asimétrica” a fuerzas invasoras estadounidenses superiores, mediante la combinación de personal militar venezolano, reservistas civiles y una red interna de grupos civiles de base. Estos componentes estarán encargados de ataques guerrilleros de baja intensidad, coordinados contra las fuerzas estadounidenses.
 
La nueva doctrina también incluye la creación de una red civil de “inteligencia social” que funcione como sistema clandestino de espionaje, cuyos miembros informarán al gobierno de todo aquello que consideren sospechoso. Aunque López Hidalgo describió su nuevo aparato de espionaje como parte de la defensa contra una invasión norteamericana, también se podría utilizar para espiar con eficacia a trabajadores, empresas, vecinos e incluso familiares.
 
Tácticamente, la nueva doctrina de seguridad nacional será irrelevante durante los próximos cinco años, apreciación que se basa en que en 2005 el gobierno de Chávez lanza un programa acelerado de modernización de las fuerzas armadas. Su nivel de apresto es aproximadamente 20% inferior a lo que debería ser en condiciones óptimas mínimas. Las unidades destacadas actualmente en la frontera son muy inferiores en capacidad de fuego a los grupos irregulares armados de Colombia y a las fuerzas militares de ese país. Sin embargo, estratégica y políticamente, la nueva doctrina tiene implicaciones profundas y confirma que han cortado totalmente los vínculos que quedaban con el sector militar estadounidense, luego de casi medio siglo de cooperación bilateral.
 
La nueva alineación militar venezolana es con las fuerzas armadas de Cuba. Se trata de un vuelco de 180 grados, ya que antes Estados Unidos era un país amigo y un aliado estratégico de Venezuela, mientras que Cuba era considerada la segunda mayor amenaza para la seguridad de Venezuela.
 
También se están estrechando nuevas relaciones militares con Rusia y China y, en menor medida, con Francia y España. Sin embargo, los vínculos con los militares de Cuba están teniendo el mayor impacto en la evolución de la planificación militar y el pensamiento estratégico venezolano.
 
Esta nueva doctrina y los respectivos planes de defensa parecen haber sido elaborados principalmente por asesores militares y políticos cubanos, quienes desempeñan un papel cada vez más influyente en el gobierno del presidente Chávez. También hay indicaciones que el gobierno de Chávez planea comprar armas de infantería y blindados de alta tecnología a fabricantes rusos y chinos, así como emplear asesores militares cubanos para adiestrar a soldados venezolanos en el uso de sus nuevas armas.
 
Estratégicamente, todo esto indica que el gobierno de Chávez anticipa un aumento de las diferencias políticas con Washington. Dado que esas diferencias surgen de las provocaciones de Chávez, cabe pensar que no habrá mayor cooperación de parte de Caracas en la guerra contra el narcoterrorismo en Colombia, sino que por el contrario Chávez planea continuar exportando su revolución bolivariana regionalmente y alineando su gobierno con grupos extremistas de pensamiento afín en otros países latinoamericanos.
 
El 22 de diciembre de 2004, el gobierno de Chávez convirtió en Ley un acuerdo bilateral con La Habana que permite a funcionarios judiciales y de los organismos de seguridad cubanos operar en Venezuela, con facultades legales para hacer investigaciones, efectuar detenciones, interrogar y encarcelar, trasladar prisioneros, promover pruebas para los fiscales acusadores en casos penales y dar testimonio bajo juramento en procesos judiciales. Así, Cuba y Venezuela preparan un sistema común de represión política contra cualquier individuo o grupo que se oponga a Chávez y a su revolución bolivariana.
 
La disputa con Colombia, que comenzó en diciembre con la captura del “canciller” de las FARC Rodrigo Granda en Caracas, todavía no ha terminado. Chávez protagonizará más choques diplomáticos tanto con Bogotá como con Washington y se acerca peligrosamente al punto donde el gobierno de Estados Unidos podría declarar a Venezuela como estado forajido que brinda protección a terroristas conocidos.
 
© AIPE
 
John Sweeney es periodista americano. Artículo adaptado de VenEconomía Semanal

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