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Juan Manuel Rodríguez

Un par de cosillas sin importancia

¿Por qué los jefes de prensa de los clubes profesionales de fútbol suelen convertirse en los enemigos públicos número uno de los periodistas?

Un par de cosillas sin importancia... ¿Por qué los jefes de prensa de los clubes profesionales de fútbol suelen convertirse en los enemigos públicos número uno de los periodistas? ¿No debería ser su labor la de ayudar a los profesionales de la información en lugar de convertirse en guardaespaldas de los futbolistas?...
 
El cólico nefrítico (dolorosísimo, dicen que lo más parecido que existe a un parto) de César Ferrando sirve como excusa para que el periodista de la Cadena Cope no pueda seguir preguntándole al entrenador del Atlético por la agresión de Marcelo Sosa a un aficionado rojiblanco denunciada por "El Tirachinas". El resto de preguntas sí, el resto de preguntas no importan, el resto de preguntas no enferman al entrevistado ni tampoco alargan innecesariamente la rueda de prensa. Preguntemos, pues, por la luna de Valencia o por el último "elepé" de José Luis Rodríguez, alias "El Puma", el del "Pavo Real".. Todo con tal de no molestar a nadie, todo con tal de no incomodar, todo con tal de no pasar a formar parte de la lista negra... En la otra acera, en la acera del Madrid, cuando empiezan a preguntarle insistentemente a Vanderlei Luxemburgo por la sanción a Ronaldo, se escucha de fondo una voz de ultratumba: "¿Pero es que no va a haber ninguna pregunta sobre el partido contra el Athlétic?"... Yo no estudié periodismo para que me dijeran qué puedo y qué no puedo preguntar, qué les da cólico y qué no les da a los protagonistas... Tampoco estudié periodismo para que trataran de chotearme con el espinoso "caso Woodgate"...
 
Por otro lado, y sin que tenga nada que ver con lo anterior, ya sabemos cuánto dinero tendría que haberle pagado Madrid 2012 a Joan Laporta para que en el Nou Camp hubiera podido verse publicidad de la candidatura olímpica española. Puesto que Pekín 2008 le ha hecho una oferta al club azulgrana que oscila entre los diez y los catorce millones de euros, y puesto que Laporta se lo está pensando todavía a estas alturas, supongo que si Feliciano Mayoral hubiera desembolsado quince millones de euros (un millón más que los chinos), Laporta no habría tenido el más mínimo inconveniente en pasear el nombre de Madrid 2012 por el estadio culé. La pela es la pela.

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