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Luis Hernández Arroyo

La anhelada caída del Imperio

la fuente de la productividad es libertad, flexibilidad, bajos impuestos. Y Europa sigue pensando que la fuente de la productividad es ¡el despotismo ilustrado! No veo por qué este enfoque nos llevaría a la primacía mundial

Parece que algunos no pueden contener su impaciencia y vislumbran para ya mismo la decadencia del imperio americano (ver J. Urrutia, Expansión 1 de marzo). Están anhelantes, pese a que esa decadencia les pueda caer encima de sus cabezas. ¿En que se basan para profetizar tan inminentes albricias? Naturalmente, en los signos de debilidad económica que parecen adivinar en la economía del “imperio”. El principal: que como este “imperio” es peculiar, y no conquista territorios a los que oprimir con impuestos, se ha inventando una nueva manera de financiar su fuerza militar irresistible (e injustificable, por supuesto): el ahorro exterior. Los “neocons” tienen la manía de bajar los impuestos. Esto es claramente incompatible con el aumento del gasto militar estrafalario, que tienen la manía de subir. Lo hizo Reagan y lo hace Bush. Esto sube el déficit público y exterior a cifras imposibles, Lo cual obliga a montar una conspiración para apropiarse del ahorro mundial. ¡Pobrecitos ahorradores, que en vez de llevar sus honrados capitales a honrados países como Argentina, donde al cabo del vencimiento les devuelven nada menos que el 30% (sic) de su capital, les engañan y les fuerzan con embustes a llevarlo al “imperio”, para que este financie sus odiosas guerritas! (porque es lo que dicen las estadísticas: el principal financiero exterior americano sigue siendo el sector privado). Pero claro, todo tiene un fin, y el fin de esta conspiración está cerca; porque todo se debe a que el “imperio” es el único al que le prestan en su propia moneda; pero esta moneda, el dólar, está a punto de pegársela, y entonces no la querrá nadie. ¿Y que querrá la gente a cambio? Euros naturalmente, que es la moneda del futuro. Falta poco, de creer esta fábula absurda, para que todos los contratos de materias primas (petróleo, soja, cobre...) se firmen en euros, con lo que “estaríamos a las puertas de un cambio en el sistema financiero mundial, sólo comparable con el que produjo en su día la decisión que Nixon tomó en el año 71. Y quizás esto sería el principio del declive del imperio americano”...
 
Vayamos por partes:
 
- 1.  ¿Es que la decisión de sacar al dólar de Bretton Woods fue el fin del imperio americano? ¿Por qué circunstancias, al parecer similares, iban, ahora sí, a provocar el deseado fin?
 
- 2. Un país hegemónico, que pudo quedarse, tras la segunda guerra mundial, con Japón y media Europa, y que no lo hizo, y que no puede extraer fiscalidad fuera de sus fronteras, ¿es un imperio? No: es un país hegemónico, por su laboriosidad y creatividad, pero no un imperio. Otra cosa es que ponga todo su poder en la mesa de negociación, pero ya sabemos desde Maquiavelo que es lo que hacen todos.
 
- 3. Es realmente infantil y desinformado pensar, por un momento, que el euro es la divisa del futuro. La zona euro está en una dinámica de “armonizar” (es decir subir) los impuestos desde la ya alta presión fiscal. EEUU hace bien en bajar los impuestos, pues la futura competencia vendrá de países ahora emergentes, no sólo asiáticos, que están fijando ya una presión fiscal por debajo del 20%. Véase un ejemplo en Europa: mientras el primer ministro belga manda una desesperada carta a sus colegas para que se animen a “armonizar”, Eslovaquia, ha fijado un techo fiscal del 19% de PIB. ¿Se imaginan las batallas que se avecinan en torno a la Constitución, la armonización, la integración de los nuevos, y los planes que siempre están en cartera de las incompetentes autoridades para encastillarse aún más en la Europa “social y de mercado”? (Por cierto, ¿no es esta intención armonizadora de impuestos una manera moderna de extraer recursos de otros países, mucho más similar a un imperio que lo que se le achaca a EEUU? En todo caso es una injerencia en la soberanía indudablemente mayor que ofrecer seguridad y rentabilidad al ahorro exterior).
 
El mundo, con todas las incertidumbres que se quieran, se encamina a una mayor producción de los países emergentes, lo cual es bueno para todos, pues habrá más productividad y más bienes disponibles, como decía hace poco Greenspan (lo cual no es extraño, pues la política de EEUU ha sido siempre, desde el fin de la guerra, fomentar el crecimiento en el mundo). Pero para sacarle provecho a esa nueva oferta creciente de bienes es necesario ser, al menos tan productivos como ellos. Y la fuente de la productividad es libertad, flexibilidad, bajos impuestos. Y Europa sigue pensando que la fuente de la productividad es ¡el despotismo ilustrado! No veo por qué este enfoque nos llevaría a la primacía mundial... En resolución: yo veo que EEUU está tomando las decisiones correctas para alejarse de la decadencia. Puede que después de Bush haya otro Presidente que suba los impuestos; pero aún así, no creo que lleguen nunca a los excesos europeos. Algunos se ponen unas curiosas gafas para leer la realidad. En fin, puede que yo sea el que yerra. Pero me temo que si empezamos a poner cifras sobre la mesa de crecimiento, productividad, precios y empleo en los últimos 20, 30, 50 años, de EEUU, países asiáticos y Europa, demostraría con pasmosa facilidad que tengo razón.

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