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EDITORIAL

Talantes y Desatinos en beneficio del terror

Aunque entre los millares de víctimas de Hamas sólo se encuentren judíos –y algunos palestinos acusados de colaborar con el “infiel”- , ¿es eso una razón para que desde Europa seamos más condescendientes con ella?

El diario israelí Haaretz acaba de acusar al gobierno de ZP, en general, y a su ministro de Exteriores, muy en particular, de algo tan grave como la de valedor de la organización terrorista Hamas ante la UE. Según asegura el rotativo israelí -que se basa, por otra parte, en informaciones del diario árabe editado en Londres, Asharq Al Awsat- Miguel Ángel Moratinos habría autorizado contactos con esta organización criminal en Siria y en Líbano, con el objetivo de excluirla de la lista de organizaciones terroristas de la UE.
 
Por mucho que Moratinos cuente con el silencio y el generalizado antisemitismo que impregna a la mayoría de los medios de comunicación españoles, no se entiende que nuestro ministro de Exteriores no haya salido inmediatamente a la palestra a desmentir una acusación tan grave y de tanto calado internacional como es la de ser presentado como valedor de una de las organizaciones terroristas más sanguinarias del planeta. Aunque entre los millares de víctimas de Hamás sólo se encuentren judíos –y algunos palestinos acusados de colaborar con el “infiel”- , ¿es eso una razón para que desde Europa seamos más condescendientes con ella?
 
De ser ciertas las acusaciones contra Moratinos, asistiríamos, ni más ni menos, al segundo gran regalo que el gobierno del 14-M brinda al movimiento terrorista islámico, tras su vergonzosa deserción de Irak a los pocos días de la masacre de Atocha.
 
Por mucho que aquí lo oculte la complicidad de la mayoría de los medios de comunicación, aquella deserción de Zapatero –y su reincidente llamada a la deserción desde Túnez- está calibrada como la decisión política más jaleada y por mayor número de organizaciones terroristas de cuantas haya tomado un dirigente occidental en los últimos treinta años.
 
Si se entienden los silenciados elogios que al presidente español le dirigieron, desde la dirección de Hamás a la de ETA, pasando por autores directos del 11-M, tales como “El Egipcio”; también se explica el malestar diplomático que entre los aliados, desde Australia hasta EEUU, pasando por Italia o Gran Bretaña, produjo el hecho de que el inesperado nuevo ejecutivo español satisficiera de forma tan evidente al terror islámico, y a tan escasos días de la mayor matanza terrorista perpetrada en nuestro país.
 
En este sentido, cabe corregir al Wall Street Journal, cuando califica a Rodríguez Zapatero de “presidente por accidente”. No. El 11-M no fue ningún “accidente”, sino una matanza que conllevaba un calculo electoral tan preciso por parte de sus autores como indiscriminado era su medio de llevarlo a cabo.
 
Con estos antecedentes en la política exterior de nuestro gobierno y con otros, no menos lamentables, como ha sido la mediar en la Unión Europea a favor de la dictadura castrista, la acusación contra Moratinos, por repugnante que sea, no resulta menos verosímil. Más aun, si no va acompañada de un inmediato y rotundo desmentido. ¿Es así, pues, como pretende el gobierno del 14-M conmemorar el primer aniversario del 11-M? ¿Dando otra satisfacción política a la Internacional Islámica del Terror?

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