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La despolizacion de la Guardia Civil

En realidad, el riesgo que hoy existe para la Guardia Civil no es su desmilitarización, sino paradójicamente una progresiva marginación de la Institución de las tareas policiales

La victoria socialista en las lecciones del 14 de marzo desató la alarma, dentro del Cuerpo y en amplios sectores sociales, sobre los planes del nuevo Gobierno para desmilitarizar la Guardia Civil. El hoy ministro Caldera se comprometió de hecho ante la asamblea de la asociación mayoritaria de guardias civiles a iniciar una progresiva desmilitarización del Cuerpo. En su programa electoral el PSOE proponía además una fusión de los mandos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil como paso previo a una unificación de los Cuerpos.
 
En realidad, el riesgo que hoy existe para la Guardia Civil no es su desmilitarización, sino paradójicamente una progresiva marginación de la Institución de las tareas policiales. El incomprensible nombramiento de un General del Ejército del Aire como Director de la Benemérita ya fue un primer y más que significativo aviso de por donde iban los tiros. La decisión de recluir a la Guardia Civil en los pueblos de menos de 30 mil habitantes pretende recluir a este Cuerpo en un ámbito estrictamente rural. En la nueva Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, a la que se comprometió el Presidente del Gobierno en la Comisión del 11-M, se puede dar el golpe de gracia a la Guardia Civil como Cuerpo policial unificando todos los órganos de investigación e información en manos del Cuerpo Nacional de Policía.
 
Los planes del Gobierno van a encontrar una feroz resistencia. Por un lado, las asociaciones de Guardias Civiles están en pie de guerra anunciando movilizaciones y huelgas de bolígrafos caídos por lo consideran un nuevo engaño y un nuevo fraude del Partido Socialista con los guardias civiles, tras la experiencia histórica de las promesas incumplidas de desmilitarización de 1982. Por otro, los mandos de la Guardia Civil no van a asumir fácilmente que les despoje de todas sus competencias policiales, aunque algunos sigan aún cegados por el riesgo de la desmilitarización.
 
Pero más allá de las resistencias internas, esta despolicización de la Guardia Civil tendrá efectos nefastos para la seguridad de todos los españoles. Esta Institución es desde hace 170 años el pilar fundamental sobre la que se asienta la seguridad interior en España. El liderazgo de la Guardia Civil en la lucha contra ETA es algo indiscutible. En un momento en el que la amenaza terrorista, del crimen organizado y de la inmigración ilegal es más peligrosa que nunca, nada habría más insensato que desmantelar las eficaces capacidades policiales de este Cuerpo como pago de algunas deslealtades que auparon al poder al Partido Socialista.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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