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Amando de Miguel

Cuestiones de redacción

Rafael Otermín de Mendoza me señala, horrorizado, este sumario periodístico: “La Policía suiza habría agradecido que Moratinos les hubiese comunicado…”. Se trata de lo que he llamado “condicional periodístico”. Suena fatal, pero a los periódicos les gusta. Es una forma ambigua de no decir cuándo sucedió la noticia o si sucedió o no. La redacción debería ser: “Suponemos que la Policía suiza ha agradecido la comunicación de Moratinos”. Puesto que los periodistas gustan de llamarse redactores, habrá que exigírseles un poco en el modo de junta palabras.
 
Carlos M. Padrón, lee este titular en LD: “Yuschenko se compromete a defender la soberanía de Ucrania en su toma de posesión”. Se pregunta don Carlos: “¿Será que después de su toma de posesión ya no defenderá más esa soberanía?”. Estoy de acuerdo con esa crítica y con la propuesta de mejora de nuestro curioso lector: “En su toma de posesión, Yuschenko se compromete a defender la soberanía de Ucrania”. ¡Estos son mis libertarios digitales!
 
Son innúmeros los fallos léxicos al hablar en directo por la radio o la televisión. Hay que perdonarlos. El que tiene boca se equivoca. Ramón Prieto me comenta lo que acaba de oír a un reportero de Antena 3: “Los vecinos del Carmel no están satisfacidos”. Es claro lo que pretendía decir, que “los vecinos del Carmelo no están satisfechos”.
 
La atenta observación del lenguaje a través de los medios constituye un espectáculo jocundo. Salvador Fontán lo practica con deleite. Se refiere a los programas del día del plebiscito de Zapatero. En Radio Nacional el presentador saludó “en nombre de todo el equipo técnico y humano”. No va a ser animal, claro. El ministro Jordi Sevilla (aunque no está seguro de que fuera él) se refirió varias veces a los emonumentos que perciben los altos cargos. Deben de ser monumentales. Don Salvador comenta que los españoles no votaron sino que “ejercieron su derecho al voto”. Tiene razón. Es como si, en lugar de trabajar o hacer cualquier otra cosa “ejercieran el derecho al trabajo” o a esa otra cosa.
 
A Rodrigo González Sanjuán (Barcelona) le asalta una duda a partir de una frase mía: “Se pueden poner mayúsculas…”. Don Rodrigo razona que, si está mal decir que “habían muchas mayúsculas”, también estará mal decir “se pueden poner mayúsculas”. Lo correcto sería decir “había” y “se puede”. Le aseguro, don Rodrigo, que no es lo mismo. El verbo haber, como impersonal, exige siempre el singular (“había muchas mayúsculas”). Pero es correcto decir que “pueden ser las ocho”, lo mismo que “dieron las ocho” (frase famosa de Federico Jiménez Losantos).
 
Carlos León tiene alguna duda respecto a la expresión “echar de menos”. Algunos ponen “hechar de menos”. Es claro que el verbo hechar no existe. Reconozco que esa equivocación aparece continuamente en los exámenes de los alumnos. Se deriva de que el idioma escrito funciona menos que el oral. Volvemos a los orígenes a pesar de la proliferación de la lengua escrita.
 
Juan Ferrero (Nápoles) dice que le suena fatal el dequeísmo de la Telefónica: “Telefónica le informa de que no tiene mensajes…”. Su opinión es muy crítica que ese “dequeísmo poco afortunado en una empresa que se dedica a la comunicación”. Pues no tiene usted razón, don Juan. La frase es correcta. Bien es verdad que cada vez se oye más lo de “informar que”, pero no está bien. Claro que peor está que la Telefónica prescinda del artículo y de la tilde.
 
J. Hernando Alonso, ante mi preferencia por la voz etáneo (referido a la edad), me recuerda que ya existe etario con la misma función. Ya lo sé, la consigna el DRAE, pero no está en los diccionarios de uso. No la utilizan más que los cursis. No me convence. La prueba es que decimos “coetáneo”, no coetario. La lengua es algo vivo. Unas palabras fenecen y otras afloran. Me quedo con etáneo y me fumo un puro.

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