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Zapatero, Castro y Sharansky

Lo malo no es que Moratinos no haya conseguido arrancar ninguna excarcelación de cubanos demócratas de las cárceles de Castro, sino que Zapatero y su gobierno acepten negociar con la vida de esos presos y se sometan al chantaje de Pérez Roque

Es bien sabido que Rodríguez Zapatero lee muy poco o nada, pero debería poner remedio a ese defecto. Comenzando, por ejemplo, con el libro de Natan Sharansky, The case for democracy. No vamos a decir aquí y ahora que el presidente del gobierno socialista se convierta de pronto a la tesis de que la democracia es un valor universal que debe ser expandido por el mundo de todas las maneras posibles. No es el momento para eso. Pero sí de llamar la atención sobre un pasaje de la obra de Sharansky. Como es bien sabido, Natan Sharansky permaneció injusta y brutalmente encarcelado por el régimen soviético durante trece años. Y nos cuenta en su libro lo importante que fue para la disidencia soviética que el presidente americano de entonces, Ronald Reagan, llamara por su nombre al régimen que le estaba condenando de por vida de manera absoluta y arbitraria: el “imperio del mal”. Sharansky cuenta cómo ese día los disidentes encarcelador comprendieron que la ayuda exterior, el apoyo a su causa, la presión sobre sus dictadores y carceleros, acabaría por poner fin a sus días de sufrimiento. La batalla política se juega también en el terreno moral, de los símbolos y de los gestos. Por eso le dedica un extendido capítulo de su libro a explicar cómo las democracias liberales –y occidentales– pueden contribuir positiva y decisivamente a acabar con las tiranías.
 
Y Rodríguez Zapatero debería leer este libro para dar se plenamente cuenta de lo que está haciendo con Cuba. Lejos de promover una mayor decencia del régimen brutal de Castro, recibiendo a su ministro de exteriores, Pérez Roque, y promoviendo el levantamiento de sanciones por parte de la UE, lo que está consiguiendo es hacer de los disidentes cubanos una pieza de mercadería en las manos del dictador de Cuba y sus acólitos. Lo malo no es que Moratinos no haya conseguido arrancar ninguna excarcelación de cubanos demócratas de las cárceles de Castro, sino que Zapatero y su gobierno acepten negociar con la vida de esos presos y se sometan al chantaje de Pérez Roque. O cambian de política o no habrá más liberaciones. Conociendo la maldad del “comandante”, lo que puede muy bien ocurrir es todo lo contrario, que encarcele a más disidentes para luego negociar con ellos. Eso no es ninguna actitud moral.
 
Y algo de eso debe olerse el actual presidente español. Por qué si no, ¿por qué no se ha dejado fotografiar con el canciller cubano? La foto la ha permitido con su ministro Moratinos, grave, pero lógico y, en todo caso es una figura ya perdida políticamente. Pero Rodríguez Zapatero ha cometido una irresponsabilidad imperdonable permitiendo que Su Majestad el Rey Juan Carlos quedara como la imagen pública de lo que no es más que su particular opción política, personal y partidista, sobre el régimen de Castro. ¿Por qué le desea a Su Majestad lo que él no quiere para sí mismo?
 
Lo que se merece Castro en sentir la condena y el aislamiento internacional. Cuando un régimen es percibido por todos como un paria o un delincuente, las cosas acaban por cambiar. Lo estamos viendo de manera virulenta en Oriente Medio. El Caribe no tienen por qué ser diferente. Castro es un fósil conservado hoy por el petróleo que le da su aprendiz de brujo el venezolano Chávez. Otro de las amistades de Rodríguez Zapatero. ¿Por qué será que el presidente socialista siempre prefiere escuchar a quienes oprimen que a los oprimidos? Le va a costar explicarle a su descendencia que eso es el socialismo real.

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