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Encarna Jiménez

Piqueras en Roma

Cuando pasen estos días veremos cómo enfoca TVE su relación con la Santa Sede pero, entretanto, sigue la consigna de sumarse al irresistible empuje de un Papa Polaco que hizo cambiar la programación del Ente hasta nuevo orden.

Pedro Piqueras, director de Radio Nacional de España, dedicó el espacio de debate de TVE “Enfoques” a la sucesión de Juan Pablo II. El ente público ha conseguido acaparar la atención en los últimos días por la decisión de dedicar muchas horas a informar sobre la muerte del Papa, un acontecimiento informativo mundial similar o superior al atentado de las torres gemelas de Nueva York el 11-S. En un momento en el que TVE se encuentra en un punto de inflexión, para ver cómo compatibiliza el sumarse a la marea generada desde Roma o iniciar un repliegue que contente a los que abominan del mundo católico, el debate que dirige Pedro Piqueras podía ser un test sobre el cual es la doctrina actual de TVE.
 
Por lo que pudo ver y oírse, Piqueras seguía en la onda de no interferir demasiado en la oleada informativa que ha generado el Vaticano en los últimos días y hacer un programa que tuviera algún invitado crítico, pero que mantuviera el espíritu conciliador de baja intensidad con guiños a lo “políticamente correcto” con referencias al tercer mundo.
 
El debate contó con la presencia de teólogos y expertos cualificados entre los que estaban un defensor de la teología de la liberación, Benjamín Forcano, debidamente vestido con cazadora y jersey rojo, la sonriente teresiana Ninfa Watt, directora de “Vida Nueva” y habitual estos días en los medios, José Catalán Deus, periodista juicioso experto en cónclaves, Alberto de la Hera, Juan María Laboa, de la Universidad de Comillas y el “jubilado” Armengol.
 
Como suele ser habitual en los debates de Pedro Piqueras, todo se tiñe de moderación. No hay excesos y se controlan las intervenciones, los reportajes, el texto de introducción y los correos electrónicos de los telespectadores. El conductor incluso se muestra temeroso al tener que contrapesar una visión más crítica con el catolicismo, signo de la casa que se manifiesta en la calificación de tradicionalista o retrógado del difunto Papa, y la probable consigna de que hay que esperar a enterrar a Juan Pablo II para volver a recuperar una normalidad acorde con el espíritu de la Moncloa.
 
Sobre el futuro de la Iglesia y las quinielas del próximo Papa no se dieron demasiados argumentos ni información suficiente. Una parte de los invitados apostaban por poner el foco sobre África e Iberoamérica, pero Pedro Piqueras tuvo cuidado en que el contestatario Forcano no enturbiara el idilio coyuntural de TVE con el Vaticano. Para confirmar esta “buena” disposición estaba Lorenzo Milá con fondo de la Plaza de San Pedro en Roma, corbata al cuello, convertido en corresponsal de circunstancias.
 
Cuando pasen estos días veremos cómo enfoca TVE su relación con la Santa Sede pero, entretanto, sigue la consigna de sumarse al irresistible empuje de un Papa Polaco que hizo cambiar la programación del Ente hasta nuevo orden.

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