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Juan Pablo II, ganando la guerra fría

A lo largo de su larga vida, ya como joven obrero, sacerdote u obispo, ya como Karol Wojtyla o Juan Pablo II, el Papa habló con firmeza por la libertad y contra la tiranía, tomando como suyas las palabras de Cristo: “No tengáis miedo”.

Lee Edwards

Hace menos de un año que Ronald Reagan “dejó las hoscas cadenas de la tierra para ir a tocar el rostro de Dios”, y ahora Juan Pablo II se le ha unido. Sólo nos queda Margaret Thatcher de aquel extraordinario triunvirato que lideró a Occidente hacia la victoria de la Guerra Fría.
 
El Presidente Reagan y el Papa compartieron fuertes convicciones sobre el comunismo. Como el biógrafo oficial del pontífice, George Weigel, señala, ambos creían que el comunismo era un mal moral y no sólo una mala política económica. Ambos mantuvieron la confianza en la idea que la gente libre podría vencer el desafío comunista, que la victoria sobre el comunismo era posible.
 
A lo largo de su larga vida, ya como joven obrero, sacerdote u obispo, ya como Karol Wojtyla o Juan Pablo II, el Papa habló con firmeza por la libertad y contra la tiranía, tomando como suyas las palabras de Cristo: “No tengáis miedo”.
 
A finales de los años 40 y principios de los 50, cuando el actor Ronald Reagan peleaba contra los comunistas en Hollywood, el Padre Wojtyla rechazaba persistentemente los esfuerzos de los gobernantes estalinistas de Polonia para reinventar la historia de su país y su cultura. Visitó albergues estudiantiles predicando la existencia de Dios y el carácter espiritual de la persona humana.
 
En los años 60, cuando el Gobernador Reagan sofocaba la violencia radical en los campus de California, el Obispo Wojtyla recordaba a los polacos que en su historia milenaria, a menudo habían tenido que “abrirse paso hacia la libertad desde la clandestinidad”.
 
En los años 70, cuando el candidato a presidente Reagan insistía en llamar a la Unión Soviética “mala” y reconocerla como un “imperio”, el Cardenal Wojtyla extendía la mano a los disidentes intelectuales polacos como parte de su esfuerzo en forjar, en palabras de George Weigel, “una cadena de resistencia cultural” al régimen comunista. En Abril de 1974, viajó a Checoslovaquia donde, rodeado por la policía secreta checa, asistió al funeral del Cardenal Stepàn Trochta, que se había pasado 10 años en prisiones comunistas.
 
Donde fuera que estuviese o fuese, el cardenal polaco desafiaba sin miedo lo que Vaclav Havel ha llamado “la cultura de las mentiras”. Logró articular con efectividad una alternativa cristiana al falso humanismo del comunismo.
 
En Junio de 1979, el Papa Juan Pablo II hizo su primera peregrinación a Polonia, una visita de 9 días que produjo un sobrecogedor despertar espiritual en Polonia y marcó el nacimiento del sindicato Solidaridad. Decenas de millones de polacos se dieron cuenta que “somos la sociedad y el país es nuestro”. El histórico viaje del Papa puso en movimiento “una revolución del espíritu que desembocó, sólo una década después, en el colapso del comunismo en Europa Central y del Este.
 
Ni siquiera el intento de asesinato por un asesino a sueldo en mayo de 1981 pudo detener a Juan Pablo II y su campaña por la libertad. En 1987 cuando el Presidente Reagan le dijo al líder soviético Mijail Gorbachov que derribase el Muro de Berlín, el Papa habló por primera vez de una Europa unida “del Atlántico a los Urales” mostrando su convicción en el final del comunismo.
 
Cuando tanto comentarista buscaba torpemente una explicación de por qué había caído el comunismo tan pronto e inesperadamente, el Papa ofreció esta explicación en Enero de 1990 en su reunión anual con el cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede: “La sed irresistible por la libertad... tiró abajo muros y abrió puertas”. Era una libertad hecha posible, dijo, porque “mujeres, jóvenes y hombres habían superado su miedo”.
 
Ese extraordinario líder que les ayudó a conquistar su miedo, que sirvió como testigo elocuente de la esperanza y que ayudó a derrotar al imperio de la mentira fue Juan Pablo II.
 
Lee Edwards es Miembro Distinguido en pensamiento conservador de la Fundación Heritage y Presidente de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo.
 
©2005 Knight-Ridder Tribune
©2005 Traducción por Miryam Lindberg
 
Libertad Digital agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo.

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