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Una cumbre agridulce

Pocas veces un presidente norteamericano se ha mostrado tan próximo a los israelíes en sus preocupaciones estratégicas. Pero también los amigos tienen que someterse a los acuerdos diplomáticos libremente asumidos

El encuentro de Bush y Sharon en el rancho de Crawford no podía pasar desapercibido. El hecho de ser la primera ocasión en que ambos dirigentes se reúnen, tras el inicio del segundo mandato del presidente americano, y el delicado proceso del Road Map presagiaban una cumbre interesante y así ha sido.
 
Dos han sido los temas que han vertebrado el encuentro. En primer lugar el proceso de paz con los palestinos, lo que despierta un gran interés en el mundo por su efecto sobre el conjunto del Gran Oriente Medio. En segundo lugar, la amenaza nuclear iraní que, como ya hemos comentado con anterioridad, representa la primera preocupación de la defensa israelí, sin duda mucho más grave que la que suponen los grupos terroristas palestinos.
 
Bush había adelantado su postura y el resultado ha sido el esperado en lo que concierne al Road Map. De forma un tanto esquemática podemos resumir la posición norteamericana hacia Israel en los siguientes puntos:
 
1. Compromiso con la seguridad de Israel y con el logro de unas fronteras defendibles.
2. Rechazo a la idea de que la Línea Verde sea la frontera entre ambos estados. Lo ocurrido desde 1949 implica el derecho de Israel a territorios situados al este de dicha línea, que incluirían los asentamientos más importantes.
3. Rechazo a la construcción de nuevos asentamientos y exigencia de que derribe aquellos otros que se han establecido sin la autorización gubernamental, los denominados “ilegales”. De lo contrario Israel se encontraría en abierta violación de lo establecido en el Road Map.
4. Disposición a colaborar en el desarrollo económico de Israel, en especial en el desierto del Negev y en la histórica Galilea.
5. Valoración del esfuerzo político que Sharon está haciendo al abandonar la franja de Gaza y, de forma paulatina, ciudades de la Cisjordania.
 
En cuanto a la Autoridad Palestina:
 
1. Compromiso con la creación de un estado palestino que sea democrático, viable y cuyo territorio disponga de continuidad.
2. Disposición a ayudar en el desarrollo de sus servicios de seguridad y de sus instituciones democráticas, el descuaje de los grupos terroristas y en promover una economía libre y próspera.
3. Valoración del esfuerzo que Mahmud Abbas está haciendo en la lucha contra el terrorismo.
4. Exigencia del desarme y desaparición de las formaciones terroristas.
 
Bush no quiere caer en los errores que llevaron al fracaso del proceso de paz bajo Clinton. Estados Unidos no se involucrará tanto. Bien al contrario, dejará en todo momento clara la responsabilidad de las partes, estableciendo los pasos que cada uno debe dar y ejerciendo una fuerte presión desde fuera.
 
Según indica el diario Haaretz, Irán ha sido objeto de mucha atención durante la cumbre. Por lo que sabemos, Bush se ha limitado a dejarse informar sobre la más reciente evaluación que la inteligencia israelí ha hecho del grado de desarrollo del programa nuclear. Los datos de que disponemos son, por razones obvias, insuficientes. Reconocido esto, las referencias que tenemos nos llevan a señalar una rectificación de las posiciones israelíes, que tienden a acercarse a las norteamericanas. Si antes creían que Irán estaba próximo al umbral nuclear, ahora reconocen que los científicos persas se han encontrado con dificultades técnicas en el proceso del enriquecimiento del uranio, lo que parece haber facilitado su cesión diplomática ante las potencias europeas para congelar dicho proceso. Sin embargo, las investigaciones prosiguen en otros aspectos del programa y la voluntad es firme. El gobierno israelí teme que los europeos no presionen con suficiente fuerza, que Irán gane el tiempo que necesita para culminar su proceso y que, al final, provoque una crisis internacional que le sirva de marco para abandonar la Organización Internacional para la Energía Atómica y sus obligaciones con el Tratado de No Proliferación. Sharon cree en la opción diplomática, siempre que se actúe con la contundencia necesaria para que Irán comprenda que los costes de su aventura serán más altos que los beneficios.
 
Sharon ha sido recibido como un amigo que sufre en la primera línea de la lucha contra el terrorismo y la proliferación nuclear. Pocas veces un presidente norteamericano se ha mostrado tan próximo a los israelíes en sus preocupaciones estratégicas. Pero también los amigos tienen que someterse a los acuerdos diplomáticos libremente asumidos. En lo fundamental, las posiciones son casi coincidentes. Sin embargo, las recriminaciones sobre los asentamientos nuevos e ilegales no han sentado bien. No cabe duda de que la paz exigirá duros sacrificios para todos.

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