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Ignacio Villa

La nevada y mucho más

Doce meses después seguimos con palabras huecas, con teorías vacías y con brindis al sol. Zapatero cierra un año triste y preocupante: sectarismo a lo bestia, obsesión por abrir viejas heridas e hipotecas gratuitas con los nacionalismos

La idea inicial, sin duda, era desarrollar una semana de gloria para el presidente Zapatero que debería terminar el 23 de abril con un macro-mitin en Valencia. Ese era el objetivo diseñado desde Moncloa pero ha comenzado de la peor manera posible. Y es que al final este presidente del Gobierno es francamente flojo en el cuerpo a cuerpo.
 
La semana que ahora termina tenía tres citas para el Jefe del Ejecutivo. Primero fue el encuentro con el Grupo parlamentario del que sólo quedó esa consideración visionaria: "lo mejor está por venir". Después, la entrevista en la radio amiga y el ya comentado "Rey republicano". Y para terminar ese acto de humildad indescriptible cuando ha reconocido que los grandes errores de su Gobierno este año han sido la nevada y la falta de coordinación en las declaraciones de sus ministros. ¡Sí señor! Eso es autocrítica y lo demás son tonterías. Desde luego con esta capacidad de análisis sobre la gestión propia después de un año, a pocos sitios podemos llegar. Doce meses después seguimos con palabras huecas, con teorías vacías y con brindis al sol. Zapatero cierra un año triste y preocupante: sectarismo a lo bestia, obsesión por abrir viejas heridas e hipotecas gratuitas con los nacionalismos.
 
Pero a todo esto hay que añadir algo más profundo. Zapatero utiliza de manera descarada la división como estrategia política. No es ya la recuperación –más o menos sentimental– de viejas historias de las dos Españas. Es que estamos ante un diseño cuidadoso de la división social como fórmula para retener unos votos que le llovieron de forma inesperada después de los atentados del 11 de marzo. Zapatero ha asumido como propio el fomento de la división; a esta actitud hay que añadir ahora su reconocimiento público de su republicanismo. Y es que además de los calificativos utilizados para el Rey, dice el presidente del Gobierno que está a gusto con la Monarquía puesto que asume los principios democráticos de la Republica. ¡Vaya ejemplo de sensatez y de estabilidad institucional! Este hombre es un peligro. Víctima de sus complejos pretende poner patas arriba todo lo establecido.
 
El balance, en definitiva, nos lleva a un presidente declarado republicano y que ha trabajado para la desunión de España. Lo cierto es que este primer "año Zapatero" nos deja algo más que una nevada. Nos deja una gestión irresponsable y una actitud que esconde mucho resquemor. Doce meses de Zapatero, sinceramente, ha sido demasiado.

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