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Amando de Miguel

Cuestión de palabras

Quien siga habitualmente esta seccioncilla se habrá percatado de que nos estamos enriqueciendo todos con nuevas palabras y significados. Es un extraño capital, este del idioma, que puede acrecentar la fortuna de unos de forma gratuita y sin que los otros se empobrezcan. Además, en esa transacción no se paga impuestos. Pero no demos ideas.
 
Miguel anda intrigado con la palabra alepori “que utiliza mucho Luis María Ansón”. Algunos dicen alépori. Más bien se emplea como lipori o lípori. Seguramente es una voz italiana. Parece que la introdujo Eugenio d’Ors. Me figuro que es algo así como vergüenza insuperable, a veces vergüenza ajena (la que no siente el otro). Espero que algún lector con base italiana nos ilumine, aunque sea sin decirnos su apellido. Me dan la impresión de esclavos o de fantasmas todos esos que me escriben bajo el anonimato de solo el nombre propio. No me acostumbro a esos usos “interneteros”.
 
Miguel Ángel (Badajoz) me sugiere que vaya a dar una conferencia al “Aula Hoy” de su ciudad. De mil amores. De paso me dice que el verbo descambiar no le gusta, que bastaría con cambiar. No es lo mismo. El Diccionario de Seco asegura que descambiar es “cambiar algo comprado o cambiado”. Yo añadiría que es la operación de “devolver un artículo adquirido al comerciante por el dinero que vale o por otro artículo parecido”. Lo de cambiar para esa operación se queda corto, resulta inexpresivo. Si bien se mira, se trata de deshacer un cambio previo (de algo por dinero).
 
José Ignacio Domínguez (Dublín, Irlanda; emeritense de nación) pregunta si es correcto este uso de movilizarse: “Al menos 30 personas murieron… por desconocidos que se movilizaban en dos vehículos”. Para mí siempre será mejor decir que “se movían”, o mejor, que “circulaban en dos vehículos”. De todas formas, el Diccionario de Seco recoge esta acepción de movilizar: “poner algo o a alguien en movimiento”. Se aproxima, pero no es lo que se quiere decir en la noticia citada. No me imagino a Santa Teresa reescribiendo su famoso soneto: “No me moviliza, Dios, a quererte”. Con lo bien que suena: “No me mueve, mi Dios, para quererte”.
 
Antonio Molina se pregunta por qué, si el prefijo in equivale a negación, la voz inflamable no es sencillamente flamable. En efecto, inflamable es “que se enciende con facilidad y desprende inmediatamente llamas” (DRAE). La cosa viene del latín: inflammo (= encender), y flamma (= llama). Ese in no es una partícula negativa sino que indica acción, movimiento. Hay muchos casos: incensar (= echar incienso), incitar (= mover a alguien a hacer algo), incriminar (= acusar de algún delito), inducir (= persuadir), infiltrar (= introducir suavemente un líquido por los poros de un sólido). Como puede verse, esos in muestran movimiento, no negación o ausencia. Me pregunta don Antonio “cuál es la palabra en castellano para indicar que algo no es combustible”. Muy fácil: incombustible. Ahí ese in sugiere negación. Caprichos del idioma, del latín nutricio.
 
Carolina Tomás desea saber si es correcto decir: “una opinión muy personal cuando uno mismo está opinando”. Yo creo que sí. Es una opinión “muy personal”, por tanto; también de la persona que habla. Doña Carolina pregunta si se debe decir tilde por el acento ortográfico. Para mi gusto bastaría con acento, tanto para el tónico (el de la voz) como el gráfico (la virgulilla que se coloca sobre la letra correspondiente). Pero los gramáticos insisten en lo de la tilde para el acento ortográfico (bastaría decir “gráfico”). A esos gramáticos los tildaría de tiquismiquis, ligeros como tílburis.
 
Javier Tinajas desea saber qué significa la palabra armadanzas que ha oído en su familia. No tengo ni idea. ¿No serán armanzas (= trampas o cepos para cazar pájaros u otros animales)? También se dice armadijos. No sé si en El Corte Inglés venderán cepos para cazar pájaros o ratones. Puede que estén prohibidos por la Unión Europea.
 
Marta (Bruselas) me asegura que en la capital de la Unión al “millón de euros” se designa comomeuros. Espero que alguna vez pueda necesitar esa unidad. La expresión “mil millones de euros” podría sermeiga. Es broma.

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