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Fundación Heritage

La barbacoa saudí de Bush

La sociedad americano-saudí se está convirtiendo en fundamental para darle una nueva forma al mundo árabe-musulmán y golpeando a Al Qaeda en su propio patio trasero.

Peter Brookes

El soberano de facto de Arabia Saudí, el príncipe heredero Abdulá bin Abdul Aziz, visita hoy el rancho del Presidente Bush en Crawford. El viaje no podía llegar en mejor momento y no sólo por los precios récord de las gasolinas.
 
La lucha contra el terrorismo de Arabia Saudí, los planes de reforma y su influencia con Siria hacen que esta reunión sea (la primera de los dos líderes desde 2002) algo muchísimo más importante que una simple barbacoa tejana.
 
Petróleo
Los precios por las nubes será lo primero a tratar en la agenda. Los costes energéticos en alza han servido para que el mercado de valores caiga y siendo Arabia Saudí el productor de petróleo más grande del mundo es el único país capaz de incrementar su producción a corto plazo.
 
El Presidente insistirá en que la producción de petróleo saudí ayudaría a corto plazo en los precios. Pero Estados Unidos tiene que hacer su parte mejorando su capacidad para refinar y usando fuentes de energía alternativas como la nuclear, hidrógeno, carbón limpio, etc.
 
Y la dura realidad dice que el barril de petróleo a 50 dólares es el precio que seguirá costando. Algunos analistas hasta predicen un precio de 75 dólares durante el verano cuando empiece la temporada alta vacacional y un superrepunte de 100 dólares por barril podría ser realidad si el consumo energético chino e hindú sigue en aumento.
 
Siria y Líbano
Arabia Saudí es un aliado de Siria pero también le unen importantes lazos al Líbano. Riyad jugó un importante papel para que Damasco comenzase su retirada del Líbano.
 
Bush seguramente le pedirá a Abdulá que presione a los sirios para una verdadera retirada total, espías y otros “activos de inteligencia” incluidos y que asegure la no-interferencia en las futuras elecciones libanesas. Los saudíes también deberían presionar a Siria para que terminen con su apoyo a la insurgencia iraquí.
 
El terror
El príncipe Abdulá de Arabia SaudíArabia Saudí ha hecho importantes avances en su lucha contra el terrorismo desde que el reino fue sacudido por una avalancha de ataques de Al Qaeda, empezando en Mayo de 2003. Los expertos (por lo general) están de acuerdo (por ahora) en que el gobierno tiene las de ganar en la contención de los ataques de Al Qaeda para derrocar la Casa de los Saud.
 
Pero la batalla no se ha librado sin costes: Los ataques terroristas han matado a más de 90 saudíes y extranjeros (incluyendo americanos) causando más de 250 millones en daños.
 
Los 3 días de enfrentamientos contra Al Qaeda a principios de este mes se cuentan entre los más sangrientos. La semana pasada hubo otro enfrentamiento cerca de la ciudad santa de la Meca. Y los enfrentamientos recién han empezado; algunos cálculos indican que hay unos 5.000 miembros y partidarios del “grupo pervertido” (sobrenombre saudí para Al Qaeda) en el reino.
 
Es más que seguro que los continuos ataques afecten el precio del petróleo mundial, aunque los saudíes insistan en que la industria petrolífera, concentrada en la parte oriental del país, está bien protegida.
 
Reforma
El Presidente Bush (correctamente) ha hecho que la transformación democrática del mundo árabe-musulmán sea parte de la lucha contra el terror, prioridad número 1 de la política exterior de la administración.
 
Aunque el Presidente ha exhortado a Arabia Saudí a ampliar “el papel del pueblo a determinar su futuro” la “primavera árabe” no ha florecido en el reino saudí. En Arabia Saudí no hay separación de “mezquita y estado”. El Corán es la constitución del país y el intolerante movimiento wahabista domina la religión, la cultura y la política social.
Una vuelta experimental de elecciones municipales locales concluyeron esta semana, las primeras en 40 años. Pero la liberalización política saudí no ha avanzado muy lejos. Las mujeres no pueden votar, la mitad de los escaños del consejo son nombramientos y la próxima ronda de votaciones será en 4 años.
 
La reforma también es necesaria para la economía saudí. A pesar de su inmensa riqueza petrolífera, Arabia Saudí sufre de un desempleo del 25%. Su economía cerrada aplasta la oportunidad, especialmente entre sus frustrados jóvenes, que representan el 35% de los parados. En lo positivo: Un acuerdo bilateral de comercio con apertura de la economía puede que sea anunciado hoy mismo.
 
Deberíamos alentar a los saudíes para que apliquen medidas de reforma serias en lo social y en lo económico. La libertad en los sistemas políticos, mercados y sociedades es el mejor antídoto para el extremismo y el terrorismo. El Presidente también hablará sin duda del apoyo saudí al proceso de paz de Oriente Medio, la reconstrucción de Irak y la preocupación de la Agencia Internacional de Energía Atómica sobre las intenciones nucleares de Riyad.
 
Hace 60 años, Franklin Delano Roosevelt se entrevistó con el rey saudí Abdul Aziz a bordo del USS Quincy en el canal de Suez, logrando una relación única y una importante participación americana en asuntos de Oriente Medio.
 
Esta relación se ha expandido más allá de sus orígenes de “petróleo por seguridad”. La sociedad americano-saudí se está convirtiendo en fundamental para darle una nueva forma al mundo árabe-musulmán y golpeando a Al Qaeda en su propio patio trasero.
El encuentro de hoy nos da la oportunidad perfecta para retomar una relación problemática y darle un golpe de timón a Oriente Medio.
 
 
Peter Brookes ha sido Vicesecretario Adjunto de la Secretaría de Defensa de Estados Unidos y actualmente es Miembro Senior de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos.
 
©2005 Peter Brookes
©2005 Traducido por Miryam Lindberg

Libertad Digital agradece a la Fundación Heritage y al Señor Brookes el permiso para publicar este artículo.

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