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EDITORIAL

Un despilfarro de despacho... y de Ministerio

Fue Zapatero quien, confiado en el poder de la demagogia, creyó que bastaba poner el nombre del problema a un nuevo Ministerio para que ese problema desapareciera

“Nos llevaría todo el editorial recordar el espectáculo dado por esta ministra que empezó prometiendo crear decenas de miles de viviendas, que luego quedaron devaluadas a “soluciones habitacionales”, para quedar, finalmente, en una oferta de no se sabe qué, no se sabe cuándo, todo ello coronado con un intento fallido de silenciar unas estadísticas que informaban del encarecimiento de un 17% de las viviendas desde su llegada al Gobierno. Pero, aunque efectivamente Trujillo ha hecho “méritos” más que suficientes para haber presentado ya su dimisión, también es cierto que la incapacidad del Ministerio para aportar soluciones eficaces en el asunto desborda con mucho la notoria incompetencia de quien viene dirigiéndolo. Al margen de la escasa valía personal de quien ocupa el cargo, es la propia existencia de ese Ministerio lo que es cuestionable en sí”.
 
Si tal era el balance que hacíamos de “Trujillo y el Ministerio de la Vivienda” el pasado 24 de octubre, los disparates de la ministra no han hecho desde entonces más que aumentar. Aquel “no se sabe qué, no se sabe cuando” ha resultado ser las recientes y todavía más disparatadas propuestas de crear una Agencia Estatal del Alquiler o los minipisos de protección oficial de 30 metros cuadrados. Eso, por no hablar del eco mediático logrado por la suntuosidad y el despilfarro del propio despacho de la ministra...
 
Con todo, Mariano Rajoy ha puesto con acierto y valentía el dedo en la llaga, al señalar la responsabilidad de Zapatero y al pedir la supresión del propio Ministerio. Fue Zapatero quien, confiado en el poder de la demagogia, creyó que bastaba poner el nombre del problema a un nuevo ministerio para que el problema desapareciera. Fue Zapatero quien eligió a Trujillo para ocupar el cargo, y ha sido Zapatero el que ha dado su visto bueno previo a todos y cada uno de los disparates que luego han provocado escándalo ciudadano al hacerse públicos.
 
El problema está en que Zapatero comparte los mismos errores y la misma escasa preparación que su ministra. Es el presidente el principal responsable de saber que un Ministerio de la Vivienda no tiene más competencias que la licencia de derrochar todavía más el dinero del contribuyente con propuestas estériles y disparatadas. Con ello no se hace más que reforzar el error de creer que es un mayor gasto e intervención pública la solución y no el origen del problema. No hay, pues, que extrañarse que la liberalización del suelo y del mercado, así como el reforzamiento jurídico de los derechos de propiedad, sigan esperando a que alguien se acuerde de ellos.

En Libre Mercado

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