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Fundación Heritage

Los espías sirios se quedan

Pero quizá el elemento más problemático del poder sirio en el Líbano sea su íntima relación con el grupo terrorista libanés de tendencia chiíta, Hezbolá

Peter Brookes

No pierda el norte cuando oiga lo de la “histórica” retirada de 14.000 tropas sirias del Líbano que sucedió la semana pasada. La verdad es que ha sido un magnífico espectáculo pero sólo es la punta del iceberg de la “influencia siria” en el Líbano.
 
La fuerza real del poder sirio en el Líbano no reside en el ejército. Está en los servicios de inteligencia. Mientras veíamos como el ejército sirio se marchaba a casa, miles de espías sirios, quizá hasta 5.000 de ellos, se quedaban.
 
Después de 29 años de tener al Líbano cogido por el cuello, Siria no va a aflojar la presión de hierro sin presentar batalla. Sacar de su guarida libanesa a todo ese aparato de seguridad e influencia no va a ser fácil.
 
En Septiembre, la ONU pasó la resolución 1559 pidiéndole a Siria que retirase sus “fuerzas” del Líbano. Después del asesinato en Febrero del ex primer ministro libanés Rafik Hariri y de masivas protestas antisirias en las calles de Beirut, Siria se comprometió a la retirada.
 
La semana pasada, Damasco informó a la ONU que lo había hecho. Un equipo de 3 miembros de la ONU viajaron al Líbano a confirmar la afirmación siria. Sin embargo, muchos siguen siendo escépticos.
 
El portavoz del Departamento de Estado Adam Ereli dijo la semana pasada: “Parece que queda la inquietud de que no todos los elementos de la inteligencia siria se hayan ido del Líbano y es importante que sí se vayan del Líbano y del territorio libanés total y completamente...
 
¿Queda la inquietud?”... Damasco ha tenido casi 3 décadas para penetrar en cada aspecto del gobierno del Líbano con una ría de espías sirios. La inteligencia libanesa es en realidad prosiria y coopera fuertemente con la inteligencia siria.
 
De igual forma, Siria ha escogido a dedo a los altos funcionarios libaneses de inteligencia. Sin duda, otras organizaciones clave -como el Ministerio de Asuntos Exteriores, los militares y los cuerpos judiciales- estarán inundados con agentes sirios también.
 
Manifestación en Beirut reclamando la retirada siriaAunque Siria cerró su infame centro de operaciones de inteligencia en el Hotel Beau Rivage de Beirut, cerrar la oficina fue sólo un gesto para la galería de la comunidad internacional. Los espías sirios se han fugado de su centro de alta visibilidad en Beirut a nuevas instalaciones al sur de Beirut y otras partes que incluyen casas refugio en todo el país. Los espías sirios también se han desplegado nuevamente en los campos de refugiados palestinos del Líbano y otras “áreas amigas” en el valle de la Bekaa a lo largo de la frontera siria.
 
Los agentes sirios también operan negocios “legítimos” como redes de telefonía móvil. Algunos agentes sirios se han casado con libanesas haciéndose especialmente difícil identificarlos y desarraigarlos.
 
Las relaciones políticas de la inteligencia siria con los políticos libaneses prosirios seguirá dominando la política. El problema más grande, por el momento, es el reciente primer ministro del Líbano, Najib Mikati, amiguete del presidente sirio Bachar Al Assad.
 
Pero quizá el elemento más problemático del poder sirio en el Líbano sea su íntima relación con el grupo terrorista libanés de tendencia chiíta, Hezbolá. No sólo es el grupo militante más grande y poderoso que cuenta con respaldo iraní, es un grupo terrorista apoyado por Siria y también tiene poder político.
 
Es enormemente popular con la numerosa comunidad chiíta del Líbano: Tiene periódico y canal de televisión propios; provee una red protección social con hospitales, clínicas y escuelas.
 
Hezbolá tiene actualmente 12 escaños en un parlamento de 128. También ha orquestado grandes manifestaciones en contra de los principios de la Revolución del Cedro, haciéndose notar para demostrar su poder y para expresar sus afinidades prosirias y antiextranjeras.
 
La administración Bush –sabiamente- ha evitado cualquier confrontación directa con Hezbolá por el momento, invocando el desarme (como estipula la resolución 1559) y que se unan al proceso político por completo.
 
Terrorista de la banda HezboláHezbolá es el factor impredecible del Líbano. Puede apoyar pacificamente a Siria en las urnas, puede arremeter con su entramado terrorista para destruir la estabilidad libanesa o puede darle una paliza al proceso de paz de Oriente Medio.
 
Para que el Líbano recupere verdadera y totalmente su soberanía de Siria, la reducción de la influencia de Damasco en el Líbano -antes de las elecciones parlamentarias anunciadas para este mes- es crucial.
 
Estados Unidos (al igual que Francia) debería presionar a Arabia Saudí, a Egipto (aliados sirios) y a Rusia (que le acaba de vender misiles aéreos de defensa a Damasco) para que Siria saque a sus espías de Líbano y deje el camino libre para las elecciones. Hay que admitir que a corto plazo será de limitado beneficio pero vale la pena intentarlo ya que las elecciones están tan cerca; elecciones libres y justas serían sin duda una buena señal de progreso en el frente espía sirio.
 
Lo ideal sería que después de elecciones exitosas, Beirut reemplace a todos los agentes de inteligencia prosirios y a los jefes militares, que haga una limpieza de espías sirios y simpatizantes. A largo plazo, si Damasco no retira sus activos de inteligenica, Washington (y París) deberían encargarle el tema al Consejo de Seguridad de la ONU para que se le sancione.
 
El régimen de Assad ya está en declive con su “vieja guardia” por “perder” el Líbano y con los jóvenes por la represión y el sombrío resultado económico (con un desempleo del 20%).
 
La renovada presión política internacional y las sanciones económicas podrían ser justo lo que se necesita para liberar al Líbano de las garras de los espías sirios y que empiecen a cambiar las tornas para una pacífica, liberadora revolución “Negra y Roja” en Damasco.
 
Peter Brookes ha sido Vicesecretario Adjunto de la Secretaría de Defensa de Estados Unidos y actualmente es Miembro Senior de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos.
 
©2005 Peter Brookes
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
 
Libertad Digital agradece a la Fundación Heritage y al Señor Brookes el permiso para publicar este artículo.

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