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EDITORIAL

Ni talante ni dinero para las autonomías del PP

A pesar de las valientes y acertadas declaraciones de Aguirre, no sólo la Comunidad de Madrid está siendo victima del “extremismo y sectarismo” del gobierno de Zapatero

Bien está que Esperanza Aguirre haya puesto sobre la mesa algunos de los agravios que la Comunidad de Madrid está recibiendo del Gobierno desde que lo preside José Luis Rodríguez Zapatero. Mientras el Ejecutivo “nacional” parece tener sólo oídos para las insaciables e insolidarias demandas de sus socios independentistas catalanes, lo cierto es que la Comunidad de Madrid, que es la autonomía que más aporta al conjunto nacional, viene siendo ninguneada financiera y hasta institucionalmente como no lo había sido nunca en el pasado.
 
No contento con paralizar licitaciones y proyectos de construcción, tales como los relacionados con las vías de salida y de circunvalación de Madrid, considerados acertadamente por el Ejecutivo autonómico madrileño como “estratégicos”, el Gobierno socialista ha reducido este año la inversión prevista en la comunidad madrileña en torno a un 25 por ciento.
 
A pesar de las valientes y acertadas declaraciones de Aguirre, no sólo la Comunidad de Madrid está siendo víctima del “extremismo y sectarismo” del gobierno de Zapatero. Si no se puede olvidar la puñalada política que ha supuesto para autonomías como la Comunidad Valenciana o Murcia la derogación del Plan Hidrológico Nacional, no menos gravosa ha sido la caída de la inversión pública en Galicia desde la llegada de Zapatero al Gobierno. En 2003, la inversión pública alcanzó en Galicia los 837 millones de euros, el doble que en 2002. Si en los primeros tres meses de 2004, la cifra se situó en 1.358 millones de euros -más del triple que en 2002 y un 60 por ciento más que en todo el 2003-, en los tres trimestres restantes que corresponden al gobierno de Zapatero, la licitación se desplomó en un 70 por ciento, suponiendo sólo una cuantía de 236 millones.
 
Ahora, y de cara a las próximas elecciones, Zapatero promete una avalancha de inversiones en Galicia, pero lo cierto es que nadie en su Gobierno ha sido capaz de concretar por escrito, con plazos, cifras y datos en qué van a consentir. Fraga -al que Zapatero no se dignó a ir a saludar en su reciente visita a Galicia- todavía espera, pero nos tememos que la respuesta que pueda recibir de este gobierno no será muy distinta a la que ha recibido Aguirre de la vicepresidenta Fernández de la Vega. A saber que “este Gobierno ha hecho una apuesta decidida por el diálogo y por la colaboración institucional porque eso favorece a los ciudadanos”. De talante y de inversiones, nada; pero la propaganda que no falte.

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